𝔻𝕚𝕒 𝟟: 𝚄𝚗𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜𝚘 𝚊𝚕𝚝𝚎𝚛𝚗𝚘

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Aunque nunca creyó en el amor y estaba seguro que era una idea de la gente ignorante y débil de sentimientos, aunque creía todo eso... él se enamoró y lo aceptó a los cuatro vientos el día que le pidió matrimonio a su novia. Siempre pensó que jamás encontraría el amor como las películas estúpidas relataban, sin embargo, lo encontró, de la manera más casual e inesperada.

Se enamoró de una bella mujer de cálidos sentimientos. Una mujer que solo hace cuatro horas se había convertido en su esposa.

—La recepción es espléndida— canturreó la castaña con una copa en mano—. Se ve que derrochaste los millones de tu familia.

—Fue pagada con mi dinero— bufó molesto, su familia apenas y los felicitó—. ¿No estabas con Anya?

—Me la quitaron— respondió.

Damian iba a decir algo, pero al ser rodeado por unas manos de golpe, detuvieron sus palabras. Sonrió al ver el anillo dorado de matrimonio en el dedo anular.

—Veo que ya la soltaron— comentó Becky con una sonrisa, dándole un sorbo a su copa.

—¿De qué hablaban? — preguntó sonriendo mientras se acomodaba alado de su esposo.

—Sobre lo espléndido que es todo— abrazó a Anya—. No te merecías menos, Anya.

La aludida rio.

—Es obvio que no se merecía menos— opinó el castaño cruzándose de brazos.

—¡Lord Damian!

Becky rodó los ojos en cuando vio a ese par que se aproximaba a ellos.

—Boda digna de Lord Damian— opinó entusiasmado Emile.

—Felicidades por la boda— dijo el otro reverenciando ante ambos novios—. Blackbell, me sorprende que aún sigas consiente.

Ella carcajeó para después dejar la copa vacía.

—¿Te parezco una mujer débil?

—Sí.

Por algún motivo todos respondieron. Ella abrió la boca indignada.

—¿Todavía no superan lo que sucedió en la playa? — chasqueó la lengua.

Emile fue el único que hablo mientras los otros negaban. —Blackbell, casi nos apuñalas con unas tijeras.

—No lo recuerdo.

—Hay vídeo— añadió Damian y Anya asintió a su lado.

—Se te prohibió el alcohol en nuestra presencia ese día— la pelirrosa rio—. Tengo miedo de que rompas una botella de vidrio y quieras atacar como en las películas.

Todos rieron mientras que una sonrojada Becky pedía que dejarán de burlarse de ella, alegando que eso sucedió hace cinco años, era la primera vez que tomaba y que desde entonces no volvió a pasar algo similar. Otro desvío de tema vino después y, cuando los padres de Anya hicieron acto de presencia, los tres se fueron para dejarlos solos.

—¿Cansados? — cuestionó la azabache sin borrar su sonrisa—. Recuerdo lo cansada que me sentí en mi día~

Suspiró con añoranza.

—Ya sabes una lágrima en su rostro y date por muerto.

—Papá.

—S-sí, su-suegro...— evitó mirarlo porque ya conocía la cara que haría; una con ganas de matarlo.

—¿No habíamos quedado que no nos llamarías así, Damian? — con sus manos juntas cubrió su sonrisa.

—¿De verdad? — cuestionó Anya.

➻ 𝑫𝒂𝒎𝒊𝒂𝒏𝒚𝒂 𝒘𝒆𝒆𝒌 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora