Capítulo 27: A donde el viento nos lleve.

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❝ I don't wanna know what it's like when you're gone ❞

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❝ I don't wanna know what it's like when you're gone ❞

Hacía dos semanas que mi madre me había echado de casa y, para mi sorpresa, lo estaba llevando mejor de lo que pensaba, sobre todo, porque había tenido la posibilidad de vivir con una familia normal.

—¡Hass, ¿quieres dejar de pelear con tu hermano pequeño?! —lo regañó tía Audrey desde la cocina.

El susodicho solo le sacó la lengua y rió, abrazándose a Zack cuando este entró al salón.

—¡No deberías estar peleando con un niño pequeño y adorable como yo! —chilló Logan.

—¿Adorable? Te han subido demasiado el ego, niño —replicó este.

—¡Zack! —Logan también se abalanzó sobre él.

—¿Otra vez discutiendo? —rió este—. Hola, Mya.

Lo saludé agitando mi mano mientras comía palomitas.

Estas semanas no solo me habían enseñado lo mal que estaba antes, sino que con ayuda de una dieta personalizada dictada por un médico, tía Audrey había conseguido que recuperara parte de mi apetito. Aparte de eso, también había comenzado a ir al psicólogo —obligado por Airy—, pero se lo agradecía. Solo había ido cuatro veces y dos de ellas para terapia familiar junto a mi hermano.

Me sentía raro, pero feliz.

Logan se acercó a mí con su típica expresión de querer algo, así que extendí mi bol, del cual agarró dos grandes puñados de palomitas y se las metió en la boca.

—Te vas a atragantar, Logan —advertí.

—¡No pasará! —dijo, seguido de una tos, haciéndome reír.

Me senté y comencé a darle palmaditas en la espalda.

—Si te mueres dos semanas antes de tu cumpleaños, tu madre me mata —bufé.

Agarré una papelera y la puse delante de él, aún dándole palmaditas. Acabó por escupir una bola de palomitas.

—Lo siento. —Hizo un puchero.

—No hace falta que te disculpes, el que iba a morirse eras tú.

—Ya no, ahora el único que se va a morir es...

Alcé una ceja, haciéndolo callarse.

—Dejad esas bromas, por Dios.

—Pero te hacen gracia. —Logan abultó su labio inferior.

—Eso no significa que tengáis que estar haciéndolas todo el rato.

Repentinamente, la puerta de la casa se abrió y por ella entraron Airy, Niss y tío Henry, los tres cargados de bolsas de la compra.

Logan corrió hacia ellos y comenzó a rebuscar entre las compras, recibiendo el regaño de su madre.

Yo solo reí en mi sitio y me volví a tumbar en el sofá a comer palomitas mientras veía la tele.

Aquella canción de invierno © [BL] ✓ #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora