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El sol se estaba ocultando, los colores cálidos predominaban en el cielo. Inhaló y exhaló con fuerza varias veces, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de hacer, el corazón le palpitaba de los nervios.
Caminó con paso firme hacia él, se había preparado durante meses y decidió que ese era el momento, Gyomei no se encontraba en casa en ese momento y estaban solos en ese momento.
- Genya -lo llamó, el otro pelinegro se encontraba en el patio entrenando.
- ¡Ah, Zoha! -dijo con alegría mientras dejaba su katana de madera en el suelo y se acercaba a él-. ¿Cómo estás? No saliste de la habitación en todo el día -mencionó con un tono algo preocupado.
- Bien, solo estaba durmiendo -mintió, casi se le sale el alma del cuerpo al ver a su amado preocupado por él-. Bueno, quería preguntarte algo.
- ¿Enserio? ¿Qué cosa? -preguntó ahora con curiosidad.
- Pues... Me preguntaba si... -hizo una pequeña pausa, tratando de calmar sus pensamientos que ahora estaban revueltos- ¿Te gustaría salir a... Una cita... Conmigo? -murmuró, sintiendo como sus mejillas se calentaban. Era la primera vez en tantos años como demonio que hacía algo como esto.
Genya abrió los ojos sorprendidos, sintió como su corazón empezó a latir de la emoción, una pequeña sonrisa se formó en su rostro. ¿¡De verdad Zohakuten lo estaba invitando a una cita!? Parecía un sueño hecho realidad, quería simplemente lanzarse a él y comerlo a besos pero tampoco podía hacerlo.
- ¿D-De verdad? -fue lo primero que salió de su boca, el demonio asintió con la cabeza. Su sonrisa se amplió, al igual que su sonrojo-. Ah, b-bueno. ¡Claro que quiero!
Zohakuten sintió como si un enorme peso se le quitara de los hombros, se sintió tan aliviado de no haber sido rechazado.
- Genial. ¿Te parece a la madrugada? -sugirió con los nervios por las nubes.
- Si. De todas formas sería mejor así no preocupamos a Himejima-san -dijo mientras jugueteaba con los dedos.
- Bueno, entonces nos vemos después -se dió la vuelta para irse, pero fue detenido por Genya, quien lo tomó de la mano.
- Ah, y gracias por invitarme a salir -dijo con una media sonrisa. Zohakuten estaba reteniendo todo de sí para no ir y simplemente besuquearlo ahí mismo.
Y lo que menos se espero es que Genya se inclinará levemente hacia él y le diera un beso en la mejilla. Se tensó de pies a cabeza, su respiración quedó estancada en su garganta, tenía los ojos abiertos como platos. Lo miró incrédulo.
- Tómalo como... Una muestra de agradecimiento, ¿si?
- S-Si, claro... -murmuró mientras se iba tambaleando devuelta a su habitación.
Una vez que llegó ahí cayó de rodillas al suelo, se tocó la mejilla en donde Genya lo había besado. Su corazón estaba latiendo como loco, casi como si quisiera salirse de su pecho.
