Girasol ; Muichiro Tokito

Capitulo 3; "Entrenamiento"

Día 1

—¡Auch!

—Levantate.

Ya iba siendo la quinta vez que el señor Iguro me tiraba al suelo mientras le intentaba pegar con el palo que me dió.

Me levanté y lo intenté de vuelta. Pasamos como 15 minutos así, yo cayendome y el parado.

—Vas a ir mejorando, no te desiluciones tan rápido. Es cuestión de práctica.

—Si... Solamente que me duele un poco la mano.

—Toma, tomate esto.

Me dió una pastilla.

—¿En que momento...?

—Eso no importa, sabía que ibas a terminar así, por eso ya las había guardado.

—Gracias —Le sonreí.

Día 23

Esta vez teníamos un muñeco adelante nuestro. Era todo blanco, pero sabia moverse bien. Mientras intentaba pegarle el señor iguro veía sentado desde el costado.

Yo daba golpes, pero el muñeco los esquivaba, el golpeaba y me daba.

—Suficiente.

El muñeco dejó de moverse.

—Mira, si ves que el brazo del muñeco se mueve para este lado, tu tienes que irte para el otro, es cuestión de esquivar, si ves que esta por levantar la otra mano tienes dos opciones; o te vas para atrás para esquivar de vuelta o le golpeas la panza con el palo. —Yo asentí.

El pelinegro aplaudió dos veces y el muñeco empezó a moverse de vuelta, pero esta vez un poco más lento.

Mientras este se movia yo iba esquivando y cuando podía le golpeaba. Por suerte se me estaba haciendo más fácil.

—Bien, vas bien —Me gritó a lo lejos.

Eso me desconcentró e hizo que el muñeco me golpeé.

Día 47

Estábamos con él muñeco de vuelta, solamente que este tenía una apariencia diferente esta vez.

—Bien, como vi que lograste superar el otro te traje este un poco más difícil, el anterior fue nivel fácil, este es medio. Yo me iré a sentar y te estaré mirando.

No me dio tiempo a responder por que aplaudió dos veces y el muñeco empezó a funcionar de vuelta.

Esta vez este se movia más rápido y yo apenas le lograba seguir el ritmo. Esquivaba unos y otros no, pero algunas veces lo golpeaba.

El muñeco intento darme en la cabeza pero lo esquive yendo hacía abajo y lo golpee con el palo en la panza. Pero fue un momento en el que me descuide que me pego en las piernas con la otra mano y me tiro al suelo.

—¡Alto! —Aplaudió dos veces y el muñeco paró. —Bajaste la guardia.

—Si... Lo sé —Dije todavía tirada en el suelo.

—Levantate.

—Bien... —Me levante a duras penas.

—Escucha, ti no tienes que bajar nunca la guardia, si ves que el muñeco que tira para un lado, esquivalo, pego automáticamente tienes que mirar al otro lado ¿Entendido?

—¡Si!

—Bien. Ponte en posición.

Aplaudió dos veces de vuelta y el muñeco me fue a atacar.

Mientras esquivaba pude golpearlo varias veces, la cantidad de golpes que me proporcionaba antes ya no era la misma, ahora podía predecir mejor a donde golpeaba.

Día 70

—Bien Aiko, te queda el nivel difícil nada más, y después empezamos con la face que sigue.

—¿Cual es la otra?

—Eso todavía no importa, lo importante ahora es que te concentres en la que estas.

—Bueno.

—Empezamos.

Aplaudió de vuelta y el muñeco empezó a andar, mientras este golpeaba yo esquivaba, y la verdad es que se me dió muy bien esta vez, lo llegue a tocar varias veces y el no me tocó ni una a mi.

Mientras el aparato quiso hacerme caer yo salté y dí la vuelta cayendo atrás de el, lo golpee con el palo y cayó al suelo.

—Muy bien. Me sorprendiste la verdad.

—¡Genial!

—No te emociones, sigue practicando, yo iré a hacer unas cosas.

—¡Esta bien!

Y seguimos peleando con el muñeco unas horas más. Estába muy cansada, pero esto ya estaba dando frutos.

Día 100

—¿Que sigue ahora señor Iguro? —Le pregunte al pelinegro. Ya había superado los tres niveles del muñeco y ahora la curiosidad me estaba matando por saber que era lo que seguía.

—Ya lo veras.

Cuando llegamos al patio no vi al muñeco en ninguna parte. Lo mire en busca de una respuesta y el se estaba sacando el Haori.

—No me digas que...

—Si, pelearas conmigo, si llegas a tocarme una vez pasaremos a la siguiente face.

—Esta bien.

Pero desde ese punto ya sabía que no iba a ser nada fácil.

Empezamos y el a lo único que se dedicó fue a esquivar, yo intentaba con todas mis fuerzas por lo menos rozarlo, pero era más rápido.

En un punto empezó a intentar golpearme, y vaya que me lleve unos golpes, pero después de un rato llegó un punto en que el ya podía predecir sus movimientos.

Mientras el golpeaba ahora yo esquivaba, cuando vi una pequeña oportunidad intente rozarlo con el palo, pero cuando pensé que no funcionó el se detuvo.

—Lo has hecho bien.

—¿Eh? ¿Te pude tocar? —El rió.

—Si, ahora descansa, ha sido un día duro.

—¡Si! ¡Porfin! ¡Gracias señor Iguro! —Lo abracé con todas mis fuerzas.

—E-eh... Niña...

—¡Iré a darme un baño! ¡Nos vemos! —Y salí corriendo de allí, la verdad es que necesitaba un baño, estos días apenas podía dormir.