Un año más, un día más, un sufrimiento más era todo lo que mi mente podía pensar faltan unas cuantas semanas para las vacaciones de verano por lo que en mi instituto estábamos en la semana de exámenes, solo penar en eso me causaba un gran dolor de cabeza.
Después de ponerme el uniforme baje a la cocina, mi madre estaba ahí preparando el desayuno, una mujer alta con una cabellera rubia con unos rizos no tan bien cuidados, tez clara, a estas hora de la mañana se podían notar sus mejillas rosadas, ocultando esas hermosas pecas que las adornaban, era un mujer fuerte, había pasado por tantas cosa en su vida y aun así seguía sonriendo, ella era una famosa decoradora de interiores por lo que en su trabajo era necesario salir de la ciudad por largos periodos de tiempo cuando tenía un proyecto, por lo que estaba en esta casa sola, sintiéndome más vacía de lo que ya estaba.
-Buenos días, mi amor- mi madre me dijo mientras entraba a la cocina – el desayuno está listo, debemos apurarnos antes de que llegues tarde a tus últimas semanas en el instituto- ella camino hacia mí y me dio un beso en la mejilla.
La verdad se podía notar el gran parecido entre las dos si no fuera por la altura, yo era una persona que media uno cincuenta, una compleción muy delgada, pero había heredado una hermosa cabellera rubia, la mía estaba ligeramente ondulada, tez clara, mejillas con muchas pecas y con unos labios gruesos y rosados.
-Si mama, comere rápido es mi especialidad- dije mientras metía un pan tostado con chocolate a mi boca.
-No lo olvides, hoy es viernes y tienes cita con Jennifer- esas palabras resonaron en mi cabeza, otro viernes en el cual desperdiciaría una hora de mi vida.
Termine de comer tan rápido que casi me atraganto, tome mi mochila y salí con mi madre por la puerta, conducía una linda camioneta blanca, subí en el lado del copiloto y todo lo que podía ver era mi gran casa de dos pisos en donde la soledad reinaba.
Mi madre me dejo enfrente de mi instituto, mientras me caminaba a la entrada, podía ver a todos los chicos platicar, jugar y reír con sus amigos, pase de largo al ver esto y me fui directamente a mi salón, no era una persona la que le gustara estar rodeada de personas por lo que mi banco en el salón ere el último de la esquina, mi lugar seguro , tome asiento y me puse a leer un libro, los libros sobre amor no eran muy de mi agrado pero últimamente había empezado a leer Boulevard, en una página de internet leí que el protagonista se moría, y lo que más me sorprendió fue cuan identificada me sentía con el personaje principal, los dos habíamos perdió una persona especial en nuestra vida y llevábamos la carga de su muerte en nuestra espalda.
Las clases siguieron su curso y yo solo podía mantener la mente en cómo se movían las hojas de los árboles por el viento.
Cuando se escuchó la campana que daba por terminada mis clases del día me puse de pie para dirigirme a la salida.
En cuanto estuve en la entrada pude sentir el calor del sol golpear contra mi piel, sentía mucho malestar no me gustaba estar mucho tiempo bajo el sol.
-Señorita Johana su madre me pidió que pasara por usted para llevarla a su cita de hoy- voltee mi cabeza para buscar el sonido de la voz, pero era claro que era Claros el secretario de mi madre, solo pude hacer una mueca, mi madre no confiaba en que fuera a ir mi cita de hoy, pero a quien engañaba no tenía ni pensado ir, como no lo había hecho las últimas semanas.
-Necesitas que abra la puerta para ti o vas a quedarte parada ahí todo el día- la voz de Carlos me saco de mis pensamientos, le di una sonrisa por su comentario.
Carlos y yo somos mejores amigos, aunque parecía más un hermano mayor, era un chico guapo, muy muy guapo, lleva ya casi cinco años trabajando para mi madre por lo que nos conocíamos muy bien, cuando mi mama se iba a de viaje él era el único que veía por mí, si estaba comiendo, asistiendo a clases o tomándome mi medicamento.
Por lo general en fechas importantes como navidad y acción de gracias, mi madre, asistía a eventos importantes por lo que él me llevaba a su casa, su madre y el viven solos en esos momentos me sentía en familia, aunque fuera solo por una noche.
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Anclada al mar
RomanceUna noche mi corazón cayo al océano, empezó a hundirse hasta llegar a lo profundo sintiendo el frio y la oscuridad del océano, nunca pensé que aun estando tan profundo pueda escucharlo latiendo por ti. Por mas que me quiero alejar la marea me hace v...