CAPÍTULO OCHO "¿NECESITO UNA AMIGA?"

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Johana

Me dolia demasiado la cabeza, mi boca estaba seca, nunca había sido mi fuerte, no tenia tolerancia al alcohol, tenia muchas ganas de seguir durmiendo pero mi estomago necesitaba ser alimentado.

Me sente de manera lenta en la cama.

Extendi mi mano a la mesita enoche bucando mi celular y me di cuenta que hbaia un botellade agua, la tome rápidamente y bebi de ella, a lado de la botella había una nota

-Buenos días, tomar agua es bueno para despues de beber,
este es mi numero por si quieres hbalar de lo que paso anoche.
Benjamin      8172934672

-¿Benjamin? ¿anoche?

El dolor de cabeza crecía cada vez mas intentando pensar en lo que había pasado anoche, recordaba haberlo visto visto , bailar con el, todo era demasiado borroso en mi cabeza, recordaba entrar al choche y…

¡Oh por dios!

VOMITE

Entre todas las cosas absurdas que pudiste haber hecho borracha tuviste que vomitar, me reprochaba a mi misma.

Con que cara lo vería, Carajos, que asqueroso debió haber sido.

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Había pasado casi una semana desde esa noche, en la cual he estado la mayoría del tiempo en mi habitación, solo he salido a correr en la madrugada mientras todos están dormidos, a causa de no poder conciliar el sueño.

Apenas he dado una comida al día desde que llegue, lo más estúpido que han hecho mis padres fue traerme aquí, mi depresión solo ha empeorado, sin mencionar que no puedo ver por la venta para no mirar el océano, estoy como rapunzel encerrada en un tercer piso, aburrida, sin nada mas que hacer, en espera de un chico que venga a robarme.

Pero estoy demasiado grande para soñar.

El estomago empezó a dolerme muy temprano, los cólicos me están matando, y ya no tengo toallas sanitarias.

Creo que llego la hora de salir de la torre, me pongo una cachucha para tratar de cubrir mi rostro, salgo de mi habitación y camino hacia la de mi padre, abro la puerta y empiezo a buscar las llaves de alguno de los carros de la familia, encuentro el cajon donde las guarda, cuando me doy cuenta que están las llaves de mi primer carro.

Tomo las llaves en mi mano, todavía tienen el llavero que me regalo, un ancla.

Estábamos en segundo lugar, el aire chocaba contra mi cara, íbamos muy rápido, era nuestra primera regata, el viento estaba a nuestro favor, Jay era muy competitiva, quería ganar, yo quería ganar con ella.

Cambiamos la posición mientras cambiamos la dirección de la vela, era muy arriesgado, pero el lema de Jay era “si no arriesgas no ganas”.

Diego y Reid venían pisando los talones, habíamos apostado que el que llegara primero haría los deberes de la casa por tres meses.

Jay y yo estábamos haciendo peso de un lado del valero, mis piernas ya estaban cansadas, era difícil ver por el viento y el agua chocando contra mi cara.
No sabia en que lugar estábamos.

Hasta que escuche un pitido que daba por terminada la competencia, Jay se acerco a mi y me abrazo con tanta fuerza que apenas respiraba habíamos quedado en primer lugar.

El segundo lugar lo habían empatado Reid y Diego con el equipo que rebasamos para ganar, me encantaba el olor a victoria.

El trofeo era algo pequeño, era un valero en tamaño miniatura que tenía grabado “Redada juvenil 2012” esta super contenta.

Anclada al marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora