Advertencia ⚠️: El contenido podría ser algo fuerte para lectores nuevos (sangre, BDSM)
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Narra Alex.
Desde que nos unimos al circo han transcurrido más de tres meses, mismos en que estoy teniendo que compartir vagón con el tigre gruñón de acento ruso ante la falta de otros vagones disponibles luego de tener que vender dos de éstos a la chatarrería por encontrarse bastante deteriorados ante el mal uso de los dueños anteriores. Por lo que quedamos un poco ajustados de espacio, además de tener la rotunda negativa de Vitaly a la sugerencia de mis amigos de que compartiera vagon con mi novia, Gia.
Por lo que algunas veces teníamos momentos bastante incómodos al principio de nuestra convivencia, más aún por las mañanas.... Aunque he de admitir que no podíamos evitar esas.... circunstancias....
En algunos de nuestros despertares era normal tener erecciones matutinas como todo macho en pleno apogeo de edad reproductiva, el problema es que al no estar solos él o yo en éste espacio reducido, terminabamos escapando del vagón para darle al otro algo de privacidad para atender la dureza de despertar así.... Sip, cosas incómodas....
Más de una vez me tocó ver aún medio dormido como Vitaly se levantaba de su cama con el bulto de sus piernas mucho más grande de lo normal, por no decir que se veía enormemente doloroso, cosa que me daba una curiosidad morbosa de preguntarle por su tamaño, o incluso una sucia vocecita en mi cabeza me alentaba a espiar, peeeeeeero... En todas esas ocasiones prefería hacerme el dormido, darle la espalda y esperar que se fuera o realmente dormirme de nuevo.
Muy pocas veces me tocó escucharlo en la situación comprometedora de que estuviese arreglando ése problema matutino por su cuenta al pensar que yo estaba dormido, pero escucharlo gruñir o jadear me avergonzaba mucho, algunas veces incluso podía sentir mi cara completamente roja, por lo que disimuladamente ponía la almohada sobre mis orejas para no captar ningún sonido suyo. O al menos intentaba no escuchar.
Ya luego de los primeros dos meses de convivencia incluso empezamos a despertar casi al mismo tiempo, siendo que yo solía dormir una hora más. Pero si teníamos un problema mañanero ya era más un motivo de gracia y hasta burla que de vergüenza. Pudimos ir puliendo algunas asperezas formando una buena amistad en esos meses aún manteniendo cierto respeto y distancia entre nosotros.
Aunque casi me castra la tarde que me encontró en el vagón de Gia, en una situación mucho más incómoda que una erección mañanera. Mi hermosa jaguar trapecistas me estaba cabalgando sin descanso, precisamente estábamos en un momento de sexo algo intenso, ambos nos encontrábamos cerca del orgasmo, y para mi pésima suerte, Vitaly entró al vagón sin avisar.
