seis: un trago

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CAPÍTULO SEIS [CITA]

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CAPÍTULO SEIS
[CITA]
















Para la edad que Eliza tenía, podía decir que solo ha tenido alrededor de tres citas, la primera cuando fue cuando estaba en el jardín de niños, la segunda en secundaria para el baile y ese fue Vince. Y la tercera era ahora.

Ella estaba sentada enfrente de Brian, con una sonrisa en su rostro al escuchar la conversación que tenían.

— ¿Y cómo se formó la pandilla? — preguntó Brian.

Eliza río. — ¿La que?

— La pandilla.

— ¿La pandilla? — preguntó Eliza con una sonrisa. — No, ellos no se consideran de esa forma. No lo somos.

— ¿Cómo se llaman entonces? — preguntó Brian bebiendo de su cerveza.

— Un equipo — sonrió. — Somos un equipo. Una familia.

— ¿Y cuál es la historia del equipo?

Eliza suspiró, bebió de su limonada. — Es una larga historia.

— Tenemos tiempo.

— Vince creció con Dom, aunque él no ha madurado mucho como lo hemos visto y son muy amigos — explicó Eliza. — Letty y yo crecimos con ellos en el vecindario, somos vecinos como viste, a ella siempre le gustaron los autos y naturalmente Dom se fijó en ella, él me vio como su hermana pequeña. Con el tiempo ellos dos terminaron enamorados, ya sabes autos, adrenalina, moda y rock.

Brian río al escuchar a Eliza. — ¿Y como fue que Jesse entró?

— ¿Jesse? Jesse y Leo llegaron una noche y nunca se fueron. — Eliza mordió el limón. — Barry llegó hace dos años, se metió en la carrera del desierto y casi le gana a Dom, casi.

Brian río al escucharlo, tal vez estaba en su ADN, decir que le ganaban a Toretto.

— Es curiosa la forma en que todos llegan, es como si Dom los  atrajera — Eliza lo miró. — Así como a ti.

— Oh no, yo llegue por ti, conocer a Dom fue un bonus.

Eliza río ante las palabras que dijo.

— Entonces soy el imán — siguió Eliza.

Ambos se quedaron en silencio, permaneciendo con la mirada fija en el contrario.

— Vamos a la calle.

Brian pagó la cuenta, Eliza le quitó las llaves a Brian mientras se subía al auto. Lo encendió sin mirar por el retrovisor.

Aceleró sin miedo, miró hacia Brian unos segundos al igual que él la miró a ella, regresó su vista al frente no quería que un oficial los detuviera  y rompiera la burbuja de amor.

Eliza dio una vuelta atrevida, Brian la miró sorprendido, ella solamente le sonrió. Detuvo el auto. El rubio se acercó a ella para besarla.

Unos labios que lo estaban volviendo adicto.

— Creo que lo mejor será irnos de aquí o alguien nos verá — hablo Eliza separándose de Brian.

— Y conozco el lugar.

Eliza se bajó del auto al igual que Brian, cambiaron sus puestos para ser ahora el rubio quien conducía.


































Los pasos de Eliza y Brian eran torpes, sus labios ya se conocían y sin duda no querían ser separados nuevamente.

Brian tomó a Eliza de los muslos para cargarla, enrolló piernas sus piernas para aferrarse a su cintura causando que ambos se friccionaran.

Brian gruño por lo bajo al sentir a Eliza, la dejó en la cama y ambos comenzaron a quitarse la ropa de manera desesperada.

— Rápido, Brian — lo apresuró Eliza al verlo ir lento con el cinturón.

Eliza permaneció con su ropa interior, Brian se subió a la cama al lado de ella volviendo a besarla.

Sus manos acariciaban las caderas de la chica, mientras que ella llevaba sus manos al cuello de él y jalaba un poco su cabello.

Brian quitó el brasier y la prensa debajo de ambos quedando al completo al desnudo.

Se acercó a la mesita que tenía a su lado sacando un preservativo para colocárselo.

El pecho de Eliza subía y bajaba debido al momento, sentía el sudor correr por su frente y su espalda. Nuevamente Brian se acercó a ella, esta ves fue cuidadoso.

— ¿Todo bien? — preguntó él rubio una vez que entró en ella.

— Si — susurró Eliza. — Muévete.

El de ojos azules le hizo caso, comenzando a moverse despacio, Eliza rasguñaba la espalda del chico. En un movimiento cambiaron las posiciones y Eliza fue quien tenía el mando, comenzó a moverse lento arqueando su espalda, después empezó a subir la intensidad en sus movimientos.

Brian la tomó de la cadera para guiar sus movimientos juntos. Los gritos en la habitación no tardaron en escucharse, Brian se sentía agradecido que no hubiera nadie en el lugar, no quería que nadie la escuchara.

Una vez que terminaron los dos se recostaron en la cama, Brian cubrió a Eliza con una sábana.

— Si sigues así, te juro que no me alejare de ti — susurro Eliza antes de besarlo nuevamente.

— Tampoco quiero que te alejes.

Brian la tomó del mentón para besarla, el teléfono comenzó a sonar haciéndolo rozar los ojos.

Se estiró para atender la llamada.

Eliza se apoyó en su brazo viendo como Brian se acomodaba para responder. Miró el lugar, era pequeño y no tenía mucha decoración, ni siquiera una fotografía de su familia.

— ¿Quién es? — preguntó Eliza sentándose.

Dejó un camino de besos por la espalda de Brian.

— Número equivocado — respondió Brian.

Brian se dio la vuelta para volver a besarla, le acarició la mejilla. Ninguno quería despegarse, era como si sus labios hubieran sido dos piezas perfectas que encajaban. Eliza se acomodó en la cama para sentarse nuevamente sobre el abdomen de Brian, la noche aún era larga y ellos harían que cada segundo valiera la pena por completo.

21 GUNS; Brian O'ConnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora