CAPÍTULO I SOLA EN MITAD DE LA NADA

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Dedicado a Jessi, quién siempre ha estado allí para darme sus consejos.

Sal. 37:5

CAPÍTULO I

SOLA EN MITAD DE LA NADA

Sí, esa soy yo. Ruth Méndez. Quién a sus 27 años no ha hecho más que estudiar y trabajar. Provengo de una familia humilde, sin lujos pero con mucho amor y trabajo. Una enorme y exageradamente entrometida familia, llena de mujeres... mujeres brillantes y desesperantes a partes iguales.

Pero todo eso lo dejamos para después...

El día de hoy, como siempre me tocó trabajar hasta muy tarde, a pesar de ser sábado yo tenía que terminar un proyecto, eran muchas las veces que me ocurría esto, terminaba colgada de mi mesa de trabajo, sumergida en los diseños y todo con la intención de que todo quedara perfecto. Por lo que el tiempo pasó volando entre folletos y diseños, cuando me despegue de la mesa de trabajo eran  casi las doce de la medianoche. Mis pobres amigas estaban casi al borde del sueño pero todas aguantaban, solo por ser solidarias, es que la arquitectura es mi pasión. Mis amigas son también mis socias en nuestro negocio. Al graduarnos decidimos unirnos para crear una empresa de construcción y diseño, somos "las chicas del diseño", según Sofía así debemos llamarnos, gracias a Dios ella no es la encargada del marketing. Mary, prohibió esa idea de Sofía y después de muchas discusiones, decidimos llamarnos "women to design". Sí, suena muy sofisticado, pero lo cierto es que lo que comenzó cómo algo pequeño, se ha vuelto una empresa sólida y con un crecimiento impresionante.

Es que nuestro equipo de trabajo está plagado de profesionales de primera calidad. Sofía, es la encargada del diseño de interiores, Mary la publicista y experta en redes sociales, Paola es nuestra ingeniero estrella y yo, soy la arquitecta. Nuestro grupo cuenta con más integrantes, por supuesto, estamos asociadas a un grupo contratista, lleno de hombres sobreprotectores que siempre están allí para hacer realidad todos nuestros más alocados diseños, el hombre más importante y valiente de nuestra empresa es el maestro de obras Darío; él fue quien nos animó a luchar por nuestra empresa, es el As bajo la manga, porque le debemos nuestros contratos más valiosos; lógicamente es una persona sumamente importante, a quien le rebosan contratos, pero él se mantiene firme con nosotras, ha sido nuestro profesor, nuestro mentor y el amor platónico de Mary, sin contar con que es el primo de Armen (mi mecánico, mejor amigo y primer amor), así que para nosotras resulta muy gracioso ver a ese hombre moreno, de más de metro noventa, lucir el uniforme de trabajo con ese nombre tan femenino inscrito en su espalda. Hoy sábado, estábamos reunidas diseñando y planificando la remodelación de nuestro nuevo cliente. Yo debía quedarme hasta más tardar las ocho de la noche porque era la que vivía más lejos, pero me quedé con la excusa de esperar que Raúl, mi novio, me llamara para irnos juntos y quizá, pasar un momento a solas. Pero nunca llamó, a mis preciosas amigas las castigue allí conmigo, ignoraron las invitaciones de nuestros amigos cercanos para irse de fiesta y se quedaron conmigo hasta que fui capaz de culminar el diseño. Cuando miré mi celular, volví a la realidad y decidí irme en mi pequeño y viejo Corolla a mi nuevo apartamento.

-Ruth linda ¿por qué no te quedas acá conmigo?-Mary cómo siempre sensata, me sostuvo en la puerta.

-No amiga, yo quiero llegar a casa y tengo la esperanza de ver aparecer a Raúl- le dije con un puchero al recordar cuándo fue la última vez que estuvimos Raúl y yo a solas.

-A ver azulita, no inventes que tu cacharro te puede dejar varada a mitad de camino- apuntó Sofía, quién me llamaba azulita porque llevaba mi cabello en un constante negro azulado que me encantaba.

-No le llames así a mi guerrero, además hace una semana que Armen lo reparó.- les recordé a ambas.

-Pues Ruth, tampoco estoy muy convencida de que te vayas por ahí tan tarde.-intervino Paola y cuando quise interrumpir Ella siguió hablando.- todas sabemos lo hábil que es Armen con esto de las reparaciones y ten por seguro que es hábil en muchas cosas más- y mientras agregaba esto último subía y bajaba las cejas para enfatizar su comentario.- pero es muy tarde y vas lejos niña, ¡Quédate!- ordenó.

¿Y SI DEJO DE PENSARTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora