CAPÍTULO VIII Le gustas, lo sé.

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A todo el que alguna vez le han mentido, 

pero a pesar de todo no paga con la misma moneda.

Slm. 15:2


CAPÍTULO VIII

Le gustas, lo sé.

-Esos dos no terminan de convencerme- Darío, quién usualmente no opinaba, esta vez habló- parecen algo más que simples socios y perdóname Ruth, pero te soy sincero, entre ellos pasa algo- se acercó a mí- creeme, soy hombre y sé leer el lenguaje corporal de otro hombre y tu prometido siempre trata a Ángela cómo si fuera de su propiedad.

-¡Te lo dije!- soltó Paola con insistencia- esa mujer nunca me gustó.

-Pues, creo que debo contarles lo que pasó hoy- les dije y todos inmediatamente enmudecieron a la expectativa, sin embargo tuvimos que posponer la charla porque éramos requeridos en la construcción. A las seis de la tarde estábamos nuevamente cambiados e impecables, la jornada había terminado.

-Ruth- Darío se me acercó- voy a parecer chismoso, pero creo que deberíamos continuar con nuestra conversación. Mi personal puede trabajar a la perfección en dos proyectos a la vez, pero me preocupa el tema del pago.

-Sí, tienes razón- fui hasta mi guerrero y él me siguió- ¿te parece si tomamos algo y lo discutimos?

-Sí, podemos ir en mi moto- sugirió y yo miré la monstruosa Harley Davidson.

-No lo sé, es que luego de hablar pienso ir directo a casa.

-Bueno, entonces ¿a dónde quieres ir?

-A un lugar donde cocinen rico, no quiero hacer cena- él sonrió; porque sabía que yo odiaba la cocina.

-Vamos al "Círculo", allí podemos escoger entre todas las opciones de comida disponible.- Cuando fui a responder las chicas nos interrumpieron.

-¿A dónde vamos?- Darío miró con recelo a Paola pero encogiéndose de hombros aceptó la compañía.

-Vamos a tomar algo y a cenar- respondió nuestro atractivo socio.

-Yo me voy con Darío- Paola agarró el casco que Darío le ofrecía y Mary en silencio subió a mi guerrero, mientras Sofía subía a su hermoso beetle último modelo. Y así emprendimos rumbo a nuestro lugar de reunión.

-No se si sea mala amiga al molestarme por ver a Paola ir con Darío- Mary estaba enfurruñada.

-Estás celosa, llevas mucho tiempo suspirando por Darío y no le dices nada- la reprendí.

- Ese hombre es un mujeriego,¿ no ves cuántas mujeres lo siguen? Me desespera que en todas las construcciones a las que llegamos siempre recoge un mar de fans.

-¿Acaso lo has visto tener algo con alguna?

-NO

-¿Entonces? El hecho de que las mujeres vean lo obvio, que es un hombre extremadamente atractivo no significa que él salga con todas.

-Deja de defenderlo- la pobre estaba mortificada.

-No lo defiendo, sólo digo la verdad- estábamos llegando al lugar acordado.

-Mary, en lugar de estar pendiente de las mujeres que lo rodean, deberías estar pendiente de él, porque quizás esté exagerando, pero creo que le gustas- me atreví a decir algo que era evidente a ver si así ella lo notaba.

-No lo sé, me da un poco de miedo; no quiero ser engañada otra vez.

-Amiga, tu pasado no puede seguir empañando el presente; porque fuiste traicionada una vez no vas a renunciar a la posibilidad de amar y ser amada. Tu ex era un idiota, pero Darío es un hombre, uno que sabe muy bien lo que quiere, no te dejes engañar por su fachada de rompecorazones y conócelo- Mi buen amigo Darío era el hombre más sincero y tranquilo que conocía, sí, extremadamente reservado con su vida personal, pero eso no le quitaba lo buena persona que era.

-Lo voy a pensar- fue lo único que dijo antes de bajar del carro.

-Vamos a Noa Noa hoy hay promoción en las hamburguesas podemos comer más de lo normal- Paola estaba esperándonos junto a la moto de Darío, mientra él se había alejado para hablar por su celular.

-Mary, cielo ¿qué te pasa?- Sofía se acercó a ella mirándola con mucha atención.

-Nada, es que Ruth con sus frases emotivas me saca de mi zona- sonreía un poco contrita.

-Seguro que te soltó que Darío está babeando por tí y no sabes cómo afrontarlo.

-¡Paola! Yo no le dije semejante confesión- la regañé- eso es cosa de ellos, tu siempre eres muy directa.

-¿Por qué no lo voy a ser? Cuando uno quiere algo o a alguien debe ir de frente; aprovechar esos momentos que la vida te ofrece- se encogió de hombros y cuando miramos a Mary, estaba más blanca que un papel, el top rojo que se amoldaba a su cuerpo resaltaba más de lo normal.

-¿Cielo, estás bien?- Sofía la miraba preocupada.

-¿Darío babeando por mí?- fue lo único que dijo, estaba fría y sudorosa- eso es imposible, él tiene diez años más que yo, puede tener a la mujer que quiera, no se va a quedar conmigo- comenzó a negar desesperada.

-Linda- Paola se le acercó también angustiada, me dio el casco que traía colgado al brazo- porque hace años Andrés te haya montado cachos y te haya hecho pasar por cosas desagradables, no significa que todos sean iguales, ya no tienes por qué seguir sola y negándote las cosas, ese imbécil simplemente fue el trampolín que necesitabas para irte de ese miserable pueblo y dejaras atrás al abusivo de tu papá.

-Paola tiene razón, ninguna de nosotras entiende por qué insistias en regresar a ese lugar, sí, allí naciste y pasaste tu infancia, pero si perdiste a tu mamá en uno de los ataques violentos de tu papá, ¿por qué seguías regresando?

-Mary, desde que te conocimos hace tanto tiempo, siempre te hemos ayudado a permanecer lejos de todo lo que te ha hecho daño, pero ese año que fuiste de vacaciones y se te ocurrió hacerte novia de Andrés, todas sufrimos y fue peor cuando nos contaste lo que te hizo.

-Guapa ¿Por qué lloras?- Darío nos interrumpió y todas nos sorprendimos por el tono suave y cariñoso de su voz.

-No pasa nada- negó Mary secándose las lágrimas, él se le acercó quitándonos del medio.

-Por supuesto que pasa algo- la abrazó- esos ojos tan hermosos no pueden llenarse de lágrimas, a menos que sean de alegría dime Mary ¿qué tienes?- nos miramos y con disimulo nos apartamos de ellos un poco para darles privacidad.

-Por ahora no quiero seguir hablando de esas cosas- ella hablaba mientras él, que se había apartado un poco, secaba sus lágrimas con sus pulgares- es mejor que vayamos a tomar algo y luego en otro momento quizá te diga.

-Cómo digas, pero sólo quiero que sepas que eres muy importante para mí y no me gusta verte así- ella asintió y él volvió a abrazarla, su enorme cuerpo envolvió el de nuestra amiga y todas sonreímos- Vamos- besó su mejilla y luego la tomó de la mano y comenzó a caminar con ella hacía el restaurante, ella nos miraba con los ojos desorbitados.

¿Y SI DEJO DE PENSARTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora