CAPÍTULO XXIII AYUDA

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A todas las personas que siguen allí leyendo mis historias, para María... ¡Ve todo tu valor!

Pr. 31:10

CAPÍTULO XXIII

AYUDA

-No sé de qué hablas, no he hecho nada- se acercó a mí, Sofía se había apartado y tenía el celular en la mano.

-Por tu culpa la policía nos va a arrestar, tu maldito socio se mete donde nadie lo llama y están haciendo desastres con mis clientes.

-Entonces tu eres el culpable de todo- estaba a centímetros de distancia, no me había movido de mi lugar cerca de la puerta, pero su actitud me empezaba a asustar, vi cómo Ángela se levantaba, tenía el rostro morado.

-¡CÁLLATE SANTURRONA DE MIERDA!- sus manos fueron hasta mi cuello- no voy a ir a la cárcel, me las vas a pagar- apretaba con fuerza.

-¡SUÉLTALA!- Sofía arremetió contra él hecha una furia y logró apartarlo de mí- ¡ERES UN DEMENTE!

-¡CIERRA LA BOCA! NADIE LAS MANDÓ A BUSCAR ENTRE MIS COSAS, MIS CLIENTES SON PERSONAS INFLUYENTES, NO VAN A PERMITIR QUE CAIGA.

-Nosotras vinimos a entregar tus llaves y a cobrarlo que falta- tosí al hablar.

-No te voy a dar nada- su movimiento fue tan veloz que no lo logramos detener, me dio un golpe fuerte en la mejilla que me lanzó al suelo- te vas a largar de aquí antes de que te mate y le vas a decir al negro ese que deje de estar mandando al come mierda estirado, que suspenda la investigación.

-No haré nada- cuando intenté levantarme volvió a arremeter en mi contra, esta vez con los pies, Sofía lo empujó y él se la quitó de encima lanzándola al otro extremo del lugar, cerré los ojos a la espera de otra patada, pero no llegó.

Cuando miré hacia donde se encontraba mi agresor, sólo distinguí las torneadas piernas de Armen, había entrado y lo había arrollado cómo si de un jugador de fútbol americano se tratara, Raúl había caído sobre su escritorio, Ángela estaba de pie en un rincón con expresión de terror.

-Ni se te ocurra ponerle una mano encima a Ruth- Carlos entró y fue por Sofía, se había caído de lado y sujetaba su brazo con fuerza, los escuchaba hablar, él preguntaba cómo estaba y ella respondía haciendo señas a su brazo.

-Llegó el que faltaba, te tirabas a Ruth mientras estaba conmigo ¿cierto?- nuevamente Armen se fue sobre él y sujetándolo por las solapas del traje lo zarandeó- no pasa nada, sé que ella es lo peor en la cama, aburrida, inexperta y frígida cómo una vieja decrépita- el sonido que hizo el puño de Armen al impactar en el rostro de Raúl fue desagradable.

-Cierra la boca desgraciado, no te atrevas a hablar de ella, Ruth siempre fue demasiado para tí, no eres más que una rata, un arrastrado bueno para nada, estoy seguro de que tu estado de alteración es porque descubrieron todos tus tratos sucios, un ser tan ruín y mediocre no llega tan lejos, sino es con trampas- volvió a zarandearlo y luego lo dejó caer con brusquedad sobre el escritorio.

-Ruth- Carlos se había acercado- ¿estás bien?- no estaba bien, esa patada en las costillas dolía mucho.

-Sólo estoy adolorida- intenté levantarme pero no lo logré sin su ayuda.

-¡MALDITOS!- Raúl empujó a Armen, quien se había girado para mirarme y aprovechó el momento para golpearlo, Armen tropezó y cayó sobre uno de los sillones mientras Raúl se abalanzaba sobre él en un constante golpeteo.

-¡DÉJALO!- ya de pie fui hasta donde se encontraban ambos, pero Ángela se interpuso y tiró de mi cabello con brusquedad.

-Por tí Raúl está así- a pesar de la fuerza con la que tiraba de mi cabello, hablaba en voz baja mientras lloraba- jamás me había golpeado tan fuerte, en todos nuestros años juntos, nunca me hirió tanto y es por tu culpa- cómo pude la empujé y logré liberarme de su agarre, ella intentó acercarse nuevamente pero Raúl cayó sobre ella y ambos terminaron en el suelo.

¿Y SI DEJO DE PENSARTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora