CAPÍTULO 6

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—Lo siento, mi madre trabaja de noches y últimamente va un poco cansada —le dije a Nate mientras subíamos las escaleras que llevaban al piso superior. Mi madre se había quedado dormida en el sofá, así que Nate y yo tuvimos que subir a mi cuarto para terminar el trabajo—. Espero que no te importe hacerlo en mi habitación... —Eso sonó fatal y no pude evitar el rubor creciente en mis mejillas—, el trabajo digo.

No me giré para ver la expresión de Nate ante ese comentario, aunque imaginaba que era su tan característica mirada carente de emoción, sin darle ninguna importancia. Estaba segura de que lo último que pensaba Nate era en querer acostarse conmigo, sin embargo no quería que pensara que yo lo quería a él para eso. Yo no era como mis compañeras de clase.

—No me importa...—musitó desde la puerta de mi cuarto sin llegar a pasar, repasándola desde fuera—. Bonita habitación.

—¿Eso ha sido un cumplido o sarcasmo? —pregunté mirándolo con los ojos abiertos—. ¿Sabes qué? No contestes, elijo que eso ha sido un cumplido —añadí asintiendo con una sonrisa. Le brillaron los ojos con lo que parecía diversión, era increíble como su rostro cambiaba al hacerlo, parecía un poco más juvenil.

Lo vi pasearse lentamente por mi habitación observando la cama de matrimonio con el cabezal de madera que estaba situada en el centro de la habitación justo en frente de la puerta, mi espejo, también de madera, colgado en la pared justo al lado de mi cómoda blanca de ikea a un lado de la habitación y mi escritorio recién recogido donde tenía mi portátil ya abierto con el trabajo en la pantalla, al otro lado; por último miró a través de la ventana con balcón que daba a la fachada delantera de la casa. Era raro tenerlo en mi espacio personal.

—¿Lo has hecho tú? —preguntó sin dejar de mirar por la ventana.

Busqué en mi habitación a qué se refería hasta dar con el cuadro que estaba situado encima del caballete con un dibujo de pintura abstracto. Lo había hecho hacía un par de días, justo después de que nos emparejaran para el trabajo. Solía ser mi mejor manera de relajarme y sacar de mi sistema todas mis frustraciones o nerviosismo. Me había puesto realmente nerviosa al saber que tenía que hacer un trabajo con él y encima iba a venir a mi casa para realizarlo, así que empecé a hacer trazos sin sentido encima del lienzo. Era un cuadro horrible pero me había ayudado a relajarme.

—Sí.

—¿Qué significa?

Me encogí de hombros pensando a toda velocidad qué podía decirle.

—No lo sé, solo estaba algo confusa y empecé a pintar sin sentido.

Me miró a los ojos, con una profundidad que no había visto en él, antes de que volviera a hablar.

 —Me refería a los pájaros.

Mis ojos se desviaron automáticamente hacia la pared del cabezal de mi cama, donde un tiempo atrás había pintado unos pequeños pájaros negros, algunos volando, otros encima de una rama, también negra, que llegaba desde una de las esquinas de la habitación. Debajo de la rama había escrito la frase "Let It Be", una canción de los Beattles. Lo hice poco antes de terminar con mi terapia, era una forma de recordarme que tenía que dejar ir toda mi rabia, mi frustración, mi enojo ante lo injusta que era la vida, para poder continuar sin una de las personas más importantes de mi vida. No pensaba que era casualidad que justo fuera una de las canciones favoritas de mi padre.

Ante mi silencio, Nate volvió a preguntar.

—Lo has hecho tú, ¿cierto?

—Sí.

No volvió a decir nada, pensé que en su mente estaba calibrando si seguir con la conversación o no. Supuse que supo que no querría seguir hablando del tema porque no dijo nada más.

El círculo rojo - #Tú, mi luz (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora