CAPÍTULO 13

43 5 12
                                    



—¡Ellie! —gritó Cloe en medio del pasillo desierto persiguiéndome.

—Déjame en paz —espeté de mala gana mirando por encima del hombro, pero sin dejar de alejarme.

Había pasado ya una semana desde que me había enfadado con ella y había decidido cortar por lo sano nuestra ya inexistente relación de amistad. No nos habíamos vuelto a dirigir la palabra y lo prefería así en realidad.

También había pasado una semana de mi primer beso.

—¡Espera, escucha! —insistió cogiéndome del brazo una vez me alcanzó. Frené de golpe encarándola.

—¿Qué?

—Es Nathaniel, está fuera en una pelea con Jack, nadie puede separarlos —me dijo con urgencia en su voz—. Sé que él te escucha, tienes que hacer algo.

¿Nate iba a escucharme? Él había dejado de hablarme por completo. Después del beso que compartimos, se había vuelto a alejar de mí y yo no podía más con sus altibajos. Estaba agotada de toda esa mierda, de que me hicieran daño de esta manera. Nate había sido mi primer beso, pero no pensaba arrastrarme por nadie que no quisiera estar conmigo por mucho que tuviera sentimientos por él. Pero ¿una pelea? Eso era extraño, y sentí la necesidad de intentar ayudarlo, aunque fuera por última vez.

Salí corriendo hacia la dirección donde me indicó Cloe y lo encontré en medio de un círculo de gente que grababa y gritaba lo que sucedía en el interior. ¿La gente estaba loca? ¿Por qué no los detenían?

Me colé entre todas las personas a codazos y me sorprendió ver a Nate tan fuera de sí, solía ser un chico tranquilo, que parecía tener todo bajo control, sin embargo, en esos momentos estaba totalmente descontrolado. Estaba sentando encima de Jack, dándole puñetazos mientras este intentaba frenarlo con sus brazos.

—¡Nate! —grité a sus espaldas.

Su puño se quedó congelado en el aire y todo el mundo se quedó en silencio de repente. Vi cómo su espalda se tensaba por completo y el subir y bajar de su respiración. Todo el mundo estaba inmóvil observándome.

—¡Largaros todos! —grité enfurecida de que simplemente miraran como si fuera un espectáculo. Nadie se movió así que volvía a gritar—. ¿No me habéis oído? ¡Que os piréis ya!

Entre murmullos todo el mundo se fue corriendo de un lado al otro y yo aproveché para acercarme lentamente a Nate que seguía en la misma posición. Toqué su hombro y automáticamente, el brazo que seguía en el aire, bajó de golpe a su lado.

—Vamos Nate —susurré—, levántate.

—No.

—Nate, vas a meterte en un lío.

—Me importa una mierda.

—Ellie, por favor —suplicó Jack desde el suelo—, ayúdame. Este tío es un monstruo.

Nate fue a levantar el puño otra vez, pero lo rodeé agachándome a su altura para que me viera la cara. Sus ojos desorbitados parecieron clarearse en cuanto me vio. Tragó saliva y al fin se levantó, yo lo imité.

Jack hizo lo mismo, se puso de pie rápidamente y le lanzó una sonrisa arrogante a Nate antes de mirarme a mí.

—Has sido mi caballero de armadura blanca, creo que lo ideal sería celebrarlo con un beso.

Nate dio un paso hacia adelante para volver a apalizarlo, pero me interpuse entre ellos de nuevo. Le puse la mano en el pecho a Nate para que se tranquilizara, pero conseguí el efecto contrario.

El círculo rojo - #Tú, mi luz (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora