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Estamos en el año 2023, y tienes 23 años. Las características del personaje se irán revelando según avance la historia.
La protagonista se llama Amelia Montes, pero le pueden cambiar a su nombre normal :D
Disfruten!
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

-No te soporto más! - grité desesperada, mientras mi novio lloraba, rogando que no me fuera.

-Pero tú no entiendes, Amelia?! Si te vas, nuestra relación acabará! No tiene sentido que te vayas! - exclamaba Marco, mi novio, cada vez más rojo y desesperado.

Estaba estudiando la carrera de Negocios internacionales, y por mis buenas calificaciones, había accedido a una beca, la cual incluía un viaje de intercambio todo pago a España.

Iban a ser 6 meses en España, la verdad estaba muy emocionada por ir, pero Marco temía que me fuera y la relación diera fin.

-Debes confiar en mí - dije derramando unas lágrimas.

Odio llorar, pensé. Para mí llorar era demostrar debilidad, algo que estaba reservado para mi soledad e inclusive aún así, trataba de no hacerlo. Porque, para qué sirve llorar?

Rápidamente limpié las lágrimas traicioneras, molesta.

Marco trató de acercase, levantando mi mano derecha con dirección a mi rostro. Me alejé.

- Siempre discutimos.. - susurré cansada - Ni mis padres me han prohibido algo jamás y tú quieres hacerlo. No te permito que me sigas gritando a tu antojo ¡Estoy harta! - dejé que las emociones fluyeran, sin importarme el gesto consternado de mi pareja de tantos años

- Entonces, si tan cansada estás, por qué no me dejas? - bajó la voz, pero seguía siendo un tono ácido, tratando de manipular sin éxito.

Manipularme? A ese juego pueden jugar dos

- Déjame entender - exclamé usando un tono pausado - Tú tienes miedo a que la relación termine, cierto? Voy a terminar con tu miedo. - tomé aire e ignorando las nuevas lágrimas rodando por mis mejillas, solté: - Ya no quiero estar contigo. Esto termina aquí y ahora..

Marco no me dejó continuar, haciendo una escena un tanto bochornosa. Se arrodilló, como tantas veces hacía cada vez que estábamos a punto de culminar la relación, tan veces que ya no causaba ningún impacto en mí.

La discusión siguió su cause. Al final, logré librarme de sus brazos, que trataban de aferrarse a mis piernas. Lo peor es que estábamos en un parque, a plena vista de las personas que nos miraban, algunas con curiosidad y otras con desaprobación.

A penas pude safarme, corrí a la pista, dejando a mi ahora ex novio petrificado en el piso de rodillas, y tomé un taxi apresurada.

- Señorita, a dónde vamos? - preguntó el señor conducto, el cual me miraba con cierta curiosidad

- En el camino le indico, avance por favor. -  le indiqué con premura, al ver que Março se había levantado y corría hacia mí dirección

Al llegar a casa, mi madre que estaba tejiendo cómodamente en el sillón y mi padre, uno de los pocos que aún leía periódico físico, estaban tranquilos; hasta que cerré la puerta con un estruendo.

- Amelia, qué pasó hija?! - la desesperación de mi madre al verme llorar no se hizo esperar

La mirada espectante de mi padre me escaneaba de arriba a abajo, sin decir nada

- Nada, mamá - mencioné arrastrando las palabras. - Terminé con Marco.

Hice caso omiso a las preguntas de mi mamá, ya que para ella Marco era un chico ejemplar y "de su casa".

Literalmente, crecimos juntos, fuimos a la escuela juntos, fuimos amigos, luego enamorados. Que el amor naciera era casi natural, sin embargo, las metas que teníamos eran distintas. Él quería continuar con la mecánica de su padre y con eso estaba feliz, no necesitaba llevar una carrera universitaria o aspirar a más.

Yo en cambio, estaba hambrienta de mundo.

Al subir las escaleras hacia mi habitación, pude ver de reojo la sonrisa de mi padre escondida por el periódico. Yo era más como él, y en algún momento me mencionó que sí bien es cierto, los sentimientos de mi ex eran sinceros, tal vez nuestras formas de amar y el tiempo destino no eran los adecuados.

Mi madre, en cambio, me dijo que una relación funcionaba si el hombre ama más y la mujer menos. Me dio mucho que pensar sobre su relación de casados y 2 hijos, siendo yo la menor.

Me hice una bolita en mi pequeña cama y me quedé a oscuras llorando. El viaje a España iba a ser dentro de 3 días, así que habían varias cosas que arreglar. Pero de que yo me iba, me iba.

De eso no cabía duda.

Segunda Oportunidad - Rengoku KyojuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora