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Decidí romper el silencio ya que nos habíamos quedado mirándonos unos 5 segundos, y me puse nerviosa.

- De verdad, muchas gracias por lo de hoy. - empecé a decir en voz baja - Debí ser más precavida, si no hubieras estado... Seguro hubiese luchado a muerte contra esos 4 jeje - solté una pequeña risa - pero me salvaste y me trajiste sana y salva. Gracias.

Lo miré de nuevo a los ojos y le dediqué mi mejor sonrisa, a la que él correspondió.

- No tienes la culpa de nada - dijo en voz baja - Me alegra... me alegra haberme encontrado contigo.

El tono de sus palabras se me hizo peculiar, parecía que estaba escogiendo qué palabras exactas usar. Sin querer, sentí como mis ojos se entrecerraron, como queriendo analizarlo.

Él se rió bajito

- Tienes mi número, cualquier cosa que necesites puedes escribir o llamarme. - dijo con voz alegre y una gran sonrisa

Bueno, esa era mi oportunidad de irme, así que me despedí.

- De nuevo gracias, hasta luego! - y me giré para abrir la puerta y me quedé tiesa. No sabía cómo abrirla, parecía que tenía una forma distinta.

Fueron sólo 2 segundos que me demoré en buscar por donde se habría esa cosa, pero Kyojuro se me adelantó

- Oh, discúlpame, te ayudo - dijo en voz baja.

Acercó su brazo izquierdo y yo pegué mi espalda al asiento. Mantuve la vista fija en su mano, que apretó un botón que no se veía a simple vista. Pero no quitó su brazo. Seguí la trayectoria de su mano, su muñeca, su brazo, viendo sus venas, sus vellos, los músculos bien formados. Se notaba que entrenaba. Continúe el camino hasta llegar asu rostro y lo miré.

No sé qué gesto hice, pero él se apartó inmediatamente.

- Los siento - dijo rápidamente y se alejó como si hubiera cometido una falta y sonrió de lado.

Mi reacción me sorprendió, me reí fuerte por su cara de culpa creo, y él solo abrió los ojos sorprendido y se unió a mí risa

- Ay, eres bien gracioso - dije calmándome - No hay nada que disculpar, al contrario ya te dije.

Seguida por las costumbres de mi país, me acerqué para darle un pequeño y fugaz beso en la mejilla a modo de despedida. Pero creo que lo tomé por sorpresa porque se quedó muy quieto y me miró... Distinto.

Decidí no alargar más la despedida y salí del auto. Sentía sus ojos seguirme hasta que entré al edificio. Corrí a mi habitación, cerré y me tiré a la cama a gritar en la almohada como adolescente.

Existe. Él existe! Repetía una y otra vez en mi cabeza. No sabía si existía el amor a primera vista, pero sin duda aquél hombre de mis sueños me había encandilado. No sé si mi sentir se debía a los tipos de sueño que tuve con él sin conocerlo, pero definitivamente me ponía muy nerviosa a su lado.

Luego de tomar un baño y tratar de dormir, caí rendida.

Al día siguiente, a eso de las 11 am, un mensaje me sorprendió. Era mi mejor amigo. Hablamos un rato, por la diferencia horaria era difícil encontrar momentos adecuados para conversar. Mientras hacía video llamada con él, me llegó un nuevo mensaje. Era de Kyojuro.

Pude ver mi cara en el reflejo de la video llamada y mi gesto era notorio.

- Qué pasó? Viste a un espíritu? - de Burló Luis.

- No, no - dije ente risas, recomponiéndome - solo que... Ayer conocí a alguien y...

- Asu, eres rápida. Y el pobre Marco? Debe estar llorando como alma en pena, eres un rompe corazones, "mala mujer, no tiene corazón"- empezó a canturrear

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2023 ⏰

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Segunda Oportunidad - Rengoku KyojuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora