Maldije en ese momento estar con vestido y tacos. Mis padres siempre de esforzaron en enseñarme defensa personal, así que mis clases de Karate estaban frescas en mi memoria. Había alcanzado a ser cinturón negro antes de ingresar a la universidad.
- Oye, guapa! Venga, que solo quiero darte un besito - gritaba uno de los madriles esos.
Mi experiencia en Latinoamérica hacia que no mire, 0 contacto visual, y solo me apresuré a entrar, pero uno de ellos pasó la línea y agarró mi muñeca con fuerza, jalándome. Casi me caía de espaldas a no se porque me giré rápido, decidida a luchar.
-Suéltame, imbécil de mierda! - grité, pero miz voz fue ahogada por sus risas.
Los 4 se veían drogados o borrachos, y su mirada perdida se posaba en mí con malicia.
Saqué con facilidad mi muñeca de su agarre. Ninguna de las personas que estaban a nuestro alrededor se inmutó, era como si no estuvieran viendo a una chica ser acosada por 4 hombres.
- Pero si solo queremos pasar un buen rato, mujer! - dijo uno de ellos que estaba más atrás
Me planté bien en el piso, dispuesta a luchar hasta la muerte si era necesario porque 2 ya estaban adelante mío y 2 estaban atrás. En Karate había logrado derribar a 3 personas, sentía cierta confianza en poder con esos 4 animales
- Oigan, que pasa aquí?! - esa voz
Esa voz!
Yo me quedé helada, atónita, estupefacta, al escuchar esa voz cálida y varonil, grave y fuerte.
Me giré y ahí estaba. Tuve que parpadear varias veces antes de poder creerlo. Era él, tenía que serlo. Tenía el mismo porte, mismo rostro, mismo cabello. Sus ojos estaban oscurecidos por la cólera y su cabello estaba en la misma media cola. Llevaba una camisa y pantalón completamente negros, haciendo resaltar su musculatura.
- Y tú que tienes que ver aquí, gilipollas?! - vociferó uno de los 4 lanzándose a golpear a aquél hombre
De un solo puño, el musculoso de negro, derribó al animal, haciendo que los demás fueran a socorrer a su compinche
Yo decidí dejar de actuar como una idiota y, guiada por el miedo, entré de nuevo al bar para buscar a mi amiga y sus novios. Solo quería irme, el miedo recién estaba empezando a hacer mella en mí, y estaba temblando de pies a cabeza. No sabía si era miedo ante el ataque de esos 4, o si era sorpresa por encontrar a aquél hombre que me defendió.
Mientras buscaba entre la gente a María, sentí que una mano me tomó la muñeca.
Solté un grito ahogado al girar y darme cuenta que era él. Era él. Su ojos se veían casi negros dentro de aquél lugar, su mirada destilaba preocupación, pero sus labios se curvaron en un intento de sonrisa amable.
- Estas bien? - preguntó
- S-sí, no te preocupes. - dije con dificultad. La verdad, es que estaba temblando, parecía que se me había bajado la presión y mi cuerpo no dejaba de tiritar.
- Segura? Ven conmigo - intensificó su sonrisa y sin esperar respuesta bajó su mano de mi muñeca a mi mano, para guiarme a donde estaba antes yo, en los asientos de la barra.
Me ayudó a sentarme, sujetándome ambas manos como soporte y no me apartaba la mirada.
- Me llamo Kyojuro, Kyojuro Rengoku - me dijo con una sonrisa grande y amable.
Yo seguía sin dar crédito a lo que estaba viendo. Ese era el hombre con el que había soñado no una, sino dos veces. Pero él estaba esperando a que yo dijera algo, así que respondí
- Yo soy Amelia Montes. Un gusto. - traté de dibujar una sonrisa en mi rostro y extendí mi mano para poder tener un amable apretón de manos, pero el giró mi muñeca y depositó un beso fugaz en el dorso de mi mano.
- Un placer, Amelia. - esa sonrisa... - dime algo, ¿nos conocemos? Te juro que siento que te he visto antes. - su mano aún sujetaba la mía, por lo que primero me solté de su agarré para poder calmarme.
Ese discurso podía sonar a un coqueteo X de cualquier hombre, pero en serio yo sí lo conocía, en sueños, pero lo había visto ya. Más que visto, lo había hasta sentido.
- No lo creo - dije con una sonrisa tranquila, poniendo en práctica todos mis años de camuflar bien mis sentimientos - soy nueva en el país, así que dudo que me conozcas. Excepto que hayas viajado a Perú antes. - solté para tratar de hacer una conversación
- Perú? Sí, sí he estado ahí, pero en la selva. - dijo con una gran sonrisa, rascándose la nuca. Yo estaba embobada - Si te hubiera visto ahí, seguro lo hubiera recordado. Bueno, si no te conozco de antes, me gustaría conocerte más. - su sonrisa era tan abierta y amable, y sus ojos eran sinceros.
Sacó su celular y me preguntó mi número. Con más curiosidad por aquél hombre, que miedo, accedí a brindarle mi contacto. Empecé a buscar con la mirada a María, porque por más increíble que fuera todo el suceso, tenía que regresarme con mi amiga.
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Segunda Oportunidad - Rengoku Kyojuro
RomanceMi primera historia en esta plataforma ✨ Será una historia de romance, basada en el personaje de KNY, pero en la época actual. Donde el pilar de flama es ahora un profesor de facultad y tú serás su alumna, aunque no lo conociste así... Espero disfru...