Simplemente extraño - John Doe x Fem!TN

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Te despertaste y fuiste a bañarte, luego de unos minutos saliste y te vestiste, saliste de tu habitación y lo primero que viste fue una masa de carne, sangre y pelo en medio de tu cocina, te asustaste unos segundos.

— Quizás un gato se metió aquí a media noche, a veces los gatos dejan cosas muertas — pensaste en voz alta, intentando calmarte a ti misma.

Limpiaste lo que sea que hubiese sido eso, y te fuiste a trabajar, todo el día pasó normal, sentias la misma sensación de que te observaban pero en este punto ya era normal, llegaron menos clientes de los que suelen llegar normalmente.

Luego, cuando faltaba casi que una hora para que terminará tu jornada laboral, John Doe entró, honestamente tu hasta habías olvidado lo que hablaste ayer con él, pero al verlo lo recordarte y sentiste que tus mejillas ardían de vergüenza.

— ¡Volví y conseguí dinero! — dijo John Doe felizmente.

— ¿Como conseguiste él dinero? — preguntaste mientras tapabas tu cara para que John Doe no viera que estabas avergonzada.

— Tengo mis métodos — John Doe dijo tranquilo pero de manera preocupante.

Hubo un minuto de silencio.

— Claro... ¿Entonces que vas a comprar? — preguntaste intentando cambiar de tema.

John Doe se quedó viendo el dinero en su mano, viendolo curioso.

— En realidad no se como funciona esto — dijo John Doe sinceramente.

— Lo suponía — suspiraste.

— Bien, ¿Entonces? Traje el dinero como ordenaste, ¿Ahora si quieres hablar conmigo? — John Doe sonrió y agitó sus manos de la alegría que sentía.

— Bien, supongo que puedo — respondiste — Pero primero debo esperar a que mi turno termine.

Viste la sonrisa de John Doe alargarse, tu mirada se puso borrosa unos segundos y cuando tu mirada se normalizó viste a tu compañera de trabajo llegando.

— ¡Llegué temprano, TN! Ya te puedes ir — dijo ella.

Estabas confundía pero bueno, te fuiste con John Doe, luego te diste cuenta que tu compañera de trabajo no pareció notar la presencia de John Doe, pero antes que pudieras decir algo, John Doe habló.

— Ahora que estas libre, ¿Puedo ir a tu casa? — preguntó John Doe, ya no estaba sonriendo tanto.

— Ah, supongo que puedes ir a mi casa — respondiste desviando la mirada.

Depronto empezó a llover, John Doe rápidamente se refugió de la lluvia, dejando escapar gruñidos.

— ¿Estas bien? — preguntaste.

— Si... Eh, lo que pasa... Umm — tartamudeó nervioso.

— ¿No te gusta la lluvia? — preguntaste con una sonrisa.

— ¡No, no! ¡No es así! — John Doe respondió nervioso, con miedo de que creyeras que él era patético.

Tu sacaste tu sombrilla y le ofreciste tu mano a John Doe.

— Vamos a mi casa, para que no te mojes — dijiste con una sonrisa, tratando de reconfortar a John Doe.

John Doe te quedó viendo unos segundos, dejó de sonreír y sus ojos grandes se llenaron de amor por tí, más del que ya sentía, entonces te abrazó.

— ¡Vamos a tu casa! — John Doe río felizmente.

El abrazo te tomó por sorpresa, pero decidiste no tomarle mucha importancia y ir directo a tu casa, no querias que John Doe siguiera asustado de la lluvia.

Continuará