(Rumania 1958) La noche caía sobre la bulliciosa estación de tren. El padre Marcos, un sacerdote de aspecto sereno pero con una mirada penetrante, esperaba pacientemente su próximo viaje. Mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, sus ojos se posaron en una escena que capturó su atención.
En un rincón apartado de la estación, una mujer y su hija pequeña parecían estar en apuros. Su semblante denotaba desesperación, como si estuvieran huyendo de algo o alguien. Detrás de ellas, un grupo de magos vestidos con túnicas oscuras y miradas frías se acercaba rápidamente, persiguiéndolas sin piedad.
El padre Marcos, sintiendo una profunda compasión por los desamparados, sabía que debía intervenir. Con paso firme y silencioso, se acercó al lugar donde se desarrollaba la persecución. Aunque no era un guerrero ni poseía habilidades mágicas excepcionales, confiaba en su fe y en su propósito de proteger a aquellos que necesitaban ayuda.
Con determinación, el padre Marcos se situó entre los perseguidores y la indefensa mujer y su hija. Su figura imponente y su presencia calmada hicieron que los magos detuvieran su avance, al menos momentáneamente. El líder del grupo, un hombre alto con una cicatriz en el rostro, lo miró con arrogancia.
"¿Quién eres tú, sacerdote, para interponerte en nuestro camino?", dijo el mago con voz sibilante.
"Me llamo padre Marcos, y estoy aquí para proteger a los indefensos", respondió con serenidad el sacerdote.
Los magos, confiados en su superioridad mágica, intentaron atacar al padre Marcos con conjuros poderosos. Sin embargo, quedaron sorprendidos cuando sus ataques parecían disiparse ante una barrera invisible que los rodeaba.
"La verdadera fuerza radica en la fe y en la protección divina", murmuró el padre Marcos mientras extendía su mano en señal de invocación.
De repente, una ráfaga de luz blanca envolvió al sacerdote, cegando temporalmente a los magos. Mientras la luz se desvanecía, el padre Marcos estaba rodeado de una aura sagrada que parecía ahuyentar la oscuridad que emanaba de los magos.
Impresionados y desconcertados, los perseguidores retrocedieron, dudando de su experiencia. La mujer y su hija aprovecharon ese momento de vacilación y se abrazaron al padre Marcos, agradecidas por su valiente intervención.
"Estamos en deuda contigo, padre Marcos. No sabemos cómo agradecerte lo que has hecho por nosotras", dijo la mujer con voz temblorosa, mientras las lágrimas de alivio y gratitud corrían por sus mejillas.
El padre Marcos sonrió cálidamente y les aseguró: "No hay necesidad de agradecimientos. Mi deber es proteger y ayudar a aquellos que lo necesitan. Ahora, debemos encontrar un lugar seguro para ustedes".
El padre Marcos y la mujer, cuyos nombres eran Ana y Valeria, se refugiaron en una pequeña cafetería cercana. Se sentaron en una mesa apartada, rodeados por el murmullo de conversaciones y el aroma reconfortante del café recién hecho.
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El padre Marcos, Valeria y Ana, decididos a escapar de los magos y encontrar un lugar seguro, abordaron un tren con destino a Italia. En el interior del vagón, el padre Marcos observó el paisaje pasar mientras reflexionaba sobre las fuerzas oscuras que perseguían a la madre e hija. Valeria, aún asustada pero llena de gratitud, tomó la mano del sacerdote en busca de consuelo. Ana, con sus ojos llenos de determinación, vislumbró un futuro lleno de esperanza en su nuevo destino. Juntos, se adentraron en el vagón, listos para enfrentar los desafíos que les esperaban en tierras italianas.
Una vez en Roma, el padre Marcos guió a Valeria y Ana por las históricas calles de la ciudad eterna. Ellos admiraron la majestuosidad del Coliseo y se maravillaron con las obras de arte en la Capilla Sixtina. Sin embargo, sabían que su estancia allí era solo temporal y que debían seguir adelante.
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Fate/Night in the Paraná ravines.
FantasyLa fama de la guerra del Santo Grial, recorre todo el mundo de los magos y llega hasta una remota ciudad en Argentina, a través del nuevo cura de una iglesia, quien tiene en sus manos un Grial, emplea su plan para llevar acabo una Guerra en Sudaméri...