Capítulo Cuatro

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«Tu presencia dice más mil palabras»

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«Tu presencia dice más mil palabras»


Cuarto encuentro: Baño de Johan Smith


Me he encontrado la última pieza que me faltaba, un delicado brazo de la representación mutilada de M en la bañera justo antes de mojarse, gracias al sonido de la llave llegué rápido ya que después de las primeras piezas aquella voz me colgó la llamada. Me senté en mi escritorio con todas las piezas y volví a leer la pista que me daba.

"Puse un pedacillo de mi en cada sitio que adoraba J pues yo también los adoraba."

Miré en los gustos de Jay para poner cada una de las piezas, la cabeza en el observatorio, las manos en la cafetería "Coffe's Mug" y las piernas en el lago. Sentí la respiración de alguien por mi cuello, no me giré pues esa respiración me hizo erizar la piel de una manera casi agradable.

M siempre ha gustado de ser así de misteriosa como aquella respiración que sentía por mi cuello, sentía la presión de sus suaves manos por mis hombros y tan sólo bajé un poco la mirada para ver si estaba ahí conmigo. Al hacerlo dejé de sentirla pero encontré otra carta pequeña casi como una nota encima del diario para poder leerla.

Carta:

Fecha: 21 de Febrero, 2002

Oye, sé que tus intensiones es estar con Jay para acercarte a mi novio.

Más vale que no vea tus sucias patas de rana en mi Ryan o las pagaras muy caro, niñata.

-Samantha Bright, dueña de Ryan.

Esa letra casi incomprensible por su mala caligrafía era la peor cosa que pudo haber leído M. Esperaba que al menos Samantha supiera su nombre pero es demasiado popular como para recordar nombres.

Puse la carta en mi tablero de corcho para volver al diario que era la cosa más importante ahora.

Fecha: 22 de Febrero, 2002

El tener una nota de Samantha en mi casillero no era sorpresa con lo poco que me soporta pero no pensé lo muy estúpida que sería al escribir lo que me diría.

No tiene ni idea de porqué estoy cerca de J, cree que es por su novio Ryan pero no es verdad, sólo me interesan los chicos simples y divertidos como J. Ryan no se compara en nada a J a pesar de que Ryan sea la cabeza del equipo de basket, J no se preocupa por su apariencia o por su popularidad como lo hace Ryan, cosa que me agrada tanto y admiro de él.

Fecha: 25 de Febrero, 2002

Me he quedado estudiando hasta tarde con J en la biblioteca cosas de física, al terminar me ha pedido ayuda con el poema de la maestra Harmony ya que no se le daba bien la poesía. Le he ayudado en su casa y me ha dado el permiso de quedarme a dormir con él pero me exalté diciendo que podía devolverme a casa en taxi.

Mi cara delataba tanto mi vergüenza pero a J no le importó, me dio un beso en la frente y me dijo que podía acompañarme a casa. ¡Nunca me borraré ese beso de mi mente!.

—Es curioso que sienta celos de Williams por tener el corazón de M en su poder sin hacer nada y sin siquiera notarlo. —Al terminar de pensar para mi mismo escuché como alguien tomaba una foto a mi espalda.

Me levanté para mirar rápidamente, nadie estaba allí pero comenzaron a tocar mi puerta de nuevo, me acerqué a ella y miré por la mirilla, aun no lograba ver nada afuera pero aun así seguía esperando que fuera M.

Me senté en mi escritorio para seguir leyendo su precioso diario mientras sentía sus manos de nuevo en mis hombros.

—Supongo que ahora me harás compañía ahora que he de tener casi toda tu vida escrita en mi mano y poder, M. —Dije a mis espaldas esperando que me escuchara antes de volver al diario de ella.

Fecha: 26 de Febrero, 2002

Ya casi toca presentar nuestros poemas y aun no he hecho el mío ya que he estado ocupada ayudando a J con el suyo. No puedo creer que un mes se me esté yendo tan rápido, ojalá y así fuera de corto el tiempo en clases, extraño ver a J en el lago como empezamos a hacerlo.

Ahora que salgo mucho con J siempre tengo los ojos de Samantha sobre mi y de otras chicas así que supongo que ella con su capacidad de convencer a las descerebradas de la prepa se ha encargado de crear rumores sobre mi, como quisiera que su cuello se retorciera lentamente...

      T         E
R         R
   E         C
        O        R

Sentí como sus manos se posaron por mi mentón y la parte de atrás de mi cabeza comenzando a girarla, no dejé que siguiera pues sabía perfectamente que moriría así. M, tu alma está dañada por todo el dolor que pasaste en vida, intentaré hacer lo posible por liberarte así intentes matarme; M liberó mi cabeza después de resistirme tanto, al mirar el diario las palabras de la página habían sido tachadas dejando al paso un nuevo dibujo de su rostro con lágrimas teñidas de aquel rojo carmín distintivo y palabras que en serio se sentían al leerlas.

Diario:

Como lamento sentirme así, siento que las palabras no me alcanzan y se me escapan por el río de mi dolor.

Sé que soy un huracán de emociones todo el tiempo pero desearía ser como las demás, guapas, populares, llamativas y adorada por la preparatoria completa. Como deseo ahogarme con mis lágrimas antes de ahorcarme con cada letra de las frases que deseo gritar hasta donde mi voz alcance.

Tan sólo pienso en llamar a J para decirle todo pero cada que lo intentaba no me salía ninguna palabra, sólo escuchaba la voz confusa de J intentando escucharme mientras las lágrimas corrían por mis mejillas hasta caer sobre mi almohada, sólo se escuchaba uno que otro sollozo mío en mitad de las llamadas hasta que decidía colgar...

—Esa clase de dolor no se lo deseo a una chica como tu, M. —En ese instante mi celular sonó, de nuevo un número desconocido me llamaba así que esta vez contesté rápidamente— ¿Hola? ¿M, eres tú al otro lado? Respóndeme, por favor.

Sólo escuché la respiración algo agitada de M mientras parecía que lloraba, me dolió el corazón escucharla así pero también mi piel se erizó ya que sólo estoy escuchando el llanto de una chica muerta que tanto amaba y sigo amando.

·Dear Jay· [Primer Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora