EPÍLOGO

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Cuatro años después.

“Nunca creí que volvería a este lugar”, habló con sus manos un Jimin más maduro y alto pero igual de joven y juguetón que la última vez que pisó la Academia de Arte.

“Y yo nunca creí que volveríamos aquí para que des una conferencia motivacional a los graduados y que yo sería tu mismísimo intérprete”, le respondió Yoongi, su esposo, en un perfecto lenguaje de señas coreano.

Sí, felizmente casados.

Ambos chicos atravesaban las grandes puertas hacia la Institución llena de gente, muchos jóvenes se giraron a mirar a Jimin y le aplaudieron en reverencias de respeto, muy emocionados porque había llegado su gran inspirador. Yoongi y Jimin se miraron entre sí inclinando sus cabezas en torno al otro con una sonrisa dibujada en sus rostros.

Jimin y su esposo avanzaron entre la gente tomados de la mano, el bullicio era palpable aunque Jimin no pudiera escuchar las felicitaciones que le estaban dando todos y cada uno con los que se topó. Empezaba a acostumbrarse a esto, la atención, ser mirado y alabado por personas que de verdad valoran su trabajo. Varios profesores se le acercaron después de años de no verlos y le dieron un gran abrazo con orgullo, Yoongi se encargó de traducir sus palabras y saludos de buenos deseos a su carrera.

La directora de todo el programa se acercó a ellos.

—Es un honor tener a nuestro mejor alumno y profesor de nuevo con nosotros —habló ella, una mujer de unos cuarenta o más, ancha de mejillas grandes y afables, su rostro reflejó agradecimiento y Jimin pudo entender a qué se refería después de que Yoongi le tradujo todo con manos ágiles.

“El placer es todo mío”, concedió Jimin con una hermosa sonrisa engancha todos.

—Estoy segura de que a los chicos les motivará mucho verte, tenemos muy buenos artistas aquí en este período. —La voz madura y amable de la directora, o es decir su aura le trajo buenos recuerdos. Fue ella quien le ofreció la beca y dio inicio a todo el camino que Jimin lleva recorrido.

Se sentía bien volver y sentirte más grande, más adulto, los chicos a su alrededor le recordaron a él cuando era inexperto y apenas empezaba su carrera. Todos con esa fresca pasión recién graduados, se emocionó junto con ellos.

—Dice Jimin que le encantaría conocer a alguno de ellos —tradujo Yoongi a las palabras de su esposo.

—Oh, perfecto, si me acompañan podemos ir entrando al auditorio de una vez, a todos les encantaría conocerte en persona Jimin. —El matrimonio siguió a la mujer por detrás, mientras tanto Yoongi iba dándole codazos emocionado por este logro que había alcanzado, ni Jimin se lo creía.

Había pasado de ser un pequeño estudiante sordo a la viva imagen y causa de este programa de enseñanza a jóvenes artistas, era ese Capitán América que incita a la justicia o ese Steve Jobs símbolo del trabajo duro. Todos a su alrededor lo saludaban por el pasillo abriéndose a su paso en reverencias hasta abajo. Jimin apretó la mano de Yoongi muy fuerte.

Daría un discurso final para los graduados, contarles un poco de su historia y darles algunas palabras para motivarlos a continuar con sus estudios y metas en el arte.

El auditorio de teatro estaba lleno y faltan pocos minutos para cruzar por detrás de ese telón a su público de chicos en togas y sombreros azules.

“¿Estás nervioso?”, preguntó Yoongi tomando su mejilla después de hablar con las manos. Min había aprendió a hacer mejor sus expresiones faciales y a arrugar su rostro en emociones que no sabía siquiera que podía hacer.

𝐄𝐥 𝐏𝐢𝐚𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚 [𝐘𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧] +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora