9.00 am

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Lang Qianqiu se encontraba enfrente de la casa de Qi Rong.

¿Qué como había encontrado su dirección?

Fácil, le había marcado a Shen Qingqiu, amigo en común, para preguntar. Fue sencillo de engañar, más cuando se encontraba aún medio dormido y Binghe se escuchaba de fondo demandando que regresará a la cama.

Ahora estaba ahí, parado en la acera contraria de la casa del ojiverde vestido con ropa que había sacado del cuarto de su hermano menor y una mochila en su espalda.

El ojiverde no tardó mucho en salir junto con el pequeño de ojos marrones.
El adulto que estaba en un cuerpo de infante tenía miedo que lo vieran y lo reconocieran, así que se escondió detrás de un gran árbol.

De lejos, bien se podía ver qué ese niño estaba feliz con la compañía del mayor, este cargaba la mochila del menor de ojos castaños y la lonchera con dibujitos.

Los siguió hasta que dió con la escuela de infantes. Con un gran abrazo, palabras que no escucho y un beso en la frente, Qi Rong se despido, esperando que ingresará a la escuela para poder irse al trabajo.

Lang Qianqiu se había sorprendido. Esa persona de ojos verdes y pelo largo no era para nada lo que decían los rumores.
Agitó su cabeza pretendiendo que con ello se fueran esos pensamientos y se colo en la escuela.

No pensaba entrar a alguna clase, no.
Lo que quería era sacar al pequeño de ahí para ir juntos a la policía y que encontrarán a sus papás.

GuZi había pasado al baño, lavaba sus manitas mientras volvía a ponerse su mochila y tomaba su lonchera para ir a su salón, pero saliendo de los baños choco con un niño de ojos color miel que no había visto anteriormente ahí, pero si en otro lugar.

— Lo siento. No te vi.

Lang Qianqiu se había caído, no era como si no fuera fuerte, pero estaba distraído buscando al niño.

GuZi por su parte le había ofrecido la mano para ayudarlo a levantarse, el ojimiel la tomo apreciando que a pesar de ser pequeño tenía mucha fuerza.

— Hola, me llamo GuZi. ¿Cómo te llamas?

Por un momento medito, ¿sería buena idea decirle su nombre real? Tenía un torbellino en su cabeza, necesitaba sacarlo de la escuela. Eso era lo primordial.

— Lang Qianqiu.

— ¿Eres nuevo?, no te había visto antes.

— Sí, es decir no... —no sabía que decir, así que sin más comenzó a lagrimear—, estoy perdido.

GuZi le dió un abrazo mientras hablaba.

— No pasa nada, yo te ayudaré. Llora todo lo que quieras. Papá siempre dice que no hay que reprimir nuestros sentimientos.

Qianqiu se quedó en silencio entre los brazos del pequeño, ¿Qi Rong había dicho eso? Era difícil de creer. Igual no importandole mucho, lloró. Había sido mucho estrés desde la mañana, quería su antiguo cuerpo, aquel con brazos fuertes y espalda ancha.

Después de unos minutos, suspiro.

— Gracias, ya me siento mejor.

El menor se separó mientras le regalaba una bonita sonrisa y lo tomaba de la mano.

— Bien, vamos a tu salón.

GuZi comenzó a caminar pero un tirón en su mano lo detuvo, el otro niño no se había movido ni un centímetro de dónde estaba.

— Espera.

— Vamos a llegar tarde a clases.

— Es que... — inconsciente el mayor se mordió el labio mientras pensaba en una excusa convincente —, quiero ir a la policía unos señores le robaron a mi mamá.

— ¿A tu mamá?

— Sí, ¿me acompañas?

— No podemos salir de escuela una vez que entramos.

— Será rápido.

— No puedo A-Qiu, preocuparé a papá.

Lang Qianqiu lo miró. El niño era muy inteligente e intuitivo, sería difícil engañarlo, a no ser que lo entretuviera en los baños hasta la hora de la salida o del almuerzo.

— No creo que tu papá se preocupe.

— Claro que lo hará — Guzi había fruncido el ceño mientras cruzaba sus brazos, se veía indignado —, tú no conoces a mi papá, se preocupa mucho por mi porque me quiere mucho.

— ¿Cómo sabes que te quiere?

— Porque me cuida, me compra mi leche favorita, me ayuda con la tarea, me compra ropa, me lee mis libros favoritos para dormir, duerme conmigo, me da besitos en mi frente, me lleva a comer helado, cuando no salgo bien en los exámenes habla conmigo y me explica lo que no entiendo —un brillo peculiar en la mirada del castaño se instalo mientras enumeraba las muestras de amor que tenía Qi Rong para con él —, prepara mi comida favorita, siempre me dice que me quiere, se preocupa cuando me enfermo y no duerme cuando tengo tos, cuando Xue Yang el de quinto año me molestaba me dijo que le avisará a la profesora y papá hablo con su papá para que dejara de molestarme hasta que lo hizo —una sonrisa salió a la luz—, también porque trabaja y estudia y aunque esté cansado siempre viene por mí y viene a los festivales escolares, me compra mis pinturas para dibujar y me dice que está orgulloso de mí y de mis dibujos además de que soy lo mejor que le ha pasado en la vida.

Lang Qianqiu, había escuchado atentamente al menor con la boca abierta. Con cada cosa nueva que decía era más complicado seguir manteniendo la imagen de pandillero del ojiverde.

— Oh...

Guzi seguía sonriendo, mientras tomaba su mano y se encaminaban a un salón de clases, Qianqiu no le tomo importancia, ya que estaba absorto en sus pensamientos.

¿Quién era en verdad Qi Rong?, ¿quién había iniciado esos estúpidos rumores?, ¿y como podía haber sido tan imbécil en creerlos, sin antes cerciorarse si eran verdad?

Su mente lo estaba haciendo añicos, se había dejado llevar por rumores, y lo peor es que él mismo odiaba a ese tipo de personas.

Inconscientemente llevo a Guzi atrás de la escuela, el castaño sólo había dejado que lo guiarán, pero cuando se dió cuenta a dónde se dirigían empezó a querer soltarse del agarre de su mano.

— Tenemos que ir a clases A-Qiu, no puedo quedarme aquí. Suéltame.

Guzi seguía retorciéndose y tratando de safarse, ya no quería estar con él. Las profesoras lo iban a regañar y seguro papá A-Rong se preocuparía mucho. No quería sacarlo del trabajo.

— Es que... Quiero platicar contigo.

— Podemos platicar en el receso, suéltame.

— No, cuéntame más de tu papá.

— No quiero, déjame ir.

— GuZi.

— ¡DÉJAME IR LANG QIANQIU!

— ¡NO QUIERO!

— ¡QUÉ ME DEJES!

Los gritos habían llegado a los salones y a su vez habían alertado a las profesoras de que algo estaba sucediendo atrás del edificio.

Un par salió, mientras que una corrió la cortina para observar a dos pequeños jaloneandose ocasionando que el niño de mochila verde cayera al suelo.

No es tan malo como dicen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora