Capítulo 6.

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1 de Octubre de 2042.

Caminaba por las calles de Madrid, con las bolsas de la compra para la casa. Hacían falta unos cuantos suministros. Con unos jeans sueltos y una sudadera azul rey, mis audífonos negros que reproducían Foster The People - Imagination. 

Nuestra vida había cambiado mucho, ahora somos dos estudiantes de la universidad. Gemelas obvio, que son becadas. Viven con su viudo padre el cual perdió a su esposa a los pocos meses de tener a sus hijas, ja. Que buena película armo el Señor Contreras.  

Bueno como les decía somos dos alumnas becadas en la Universidad Europea, universidad de gente rica claramente o de pijos como dirían nuestros queridos españoletes... Jajaja me agrada ese apodo.

Mi querida gemela esta estudiando un grado en diseños de modas, que le va excelente. Creando grandes diseños y unas pasarelas impresionantes, toda una modelo ella y gran diseñadora, tiene el amor de toda la uni por ayudar a muchos de nuestros compañeros creando diseños para ellos en sus galas.

Yo por otro lado estoy estudiando un grado es arte digital y tecnologías creativas, amo esa carrera aparte de que utilizamos mucho la tecnología, me dedique en las expos de mi carrera a hacer una versión de arte en 3D, la cual te guía a lo largo de historias. 

Realmente me sorprendió lo mucho que les llamo la atención a los españoles, dos hermanas gemelas que tuvieran el cabello de color rojo, yo me centre más en no llamar la atención pero Nat por otro lado la llama por naturalidad. Sonrió.

Nat siempre va a ser la luz en la oscuridad, en la vida de las personas las cuales se les cruce en su camino. Se me viene un recuerdo a la mente de cuando llegamos.

-en serio no puedes ser tan linda, debes de tener un poco de maldad- La apunto con el dedo, como acusado la de algo

-pero... ¿Por qué dices eso?- me mira con gracia se que se quiere reír

-porque no puedes ser tan linda todo el tiempo y con todos, como con esa señora que me llamo amargada y después tu la ayudaste con ese gato tonto- le digo haciendo énfasis en la palabra amargada

-eh no culpes al gato, a parte el gato no tenía la culpa de que su dueña fuera una señora juzgadora- pone sus manos en su cadera, no me jodas hasta enojada se ve tierna

-si bueno señora amante de los gatos- digo soltando una carcajada, subo las escaleras e ignoro su reclamo por llamarla "señora"

Realmente hemos sido felices después de tanta mierda, por fin puedo decir que somos personas normales, con vidas normales. Llego a la vuelta de donde queda mi casa, sonrío al verla por fuera, es una hermosa casa de dos pisos, y tiene una cochera subterránea. Junto con una alberca preciosa, gran patio. Ahora que lo pienso tenemos esa vida que siempre Nat y yo deseábamos desde un inicio, pero alguien más se quedo en ese sueño Samael, que ha sido un gran padre hasta el día de hoy. 

Hablando de él, trabaja en una gran empresa de aquí de Madrid, gana muy bien. Aún así Nat y yo le ayudamos trabajando, no queremos que todo dependa de él.

Abro la primera puerta, que es una puerta pequeña, con escaleras de piedra exteriores. La cierro, llego ala puerta de la casa.

-¡traje comida!- grito al momento de que sobrepaso la puerta

-¿Qué trajiste?- recibo un grito de vuelta, camino a donde supongo que salió el grito que sería de la cocina, la escena que veo es un tanto cómica, Nat esta bailando bachata con nuestro perro, el pobre se ve un poco agusto creo. Tapo mi cara para no reírme, joder ¿Dónde deje mi teléfono?. Lo trato de buscar pero falló en mi búsqueda ya que soy captada en la acción.

LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora