Alba
Así como había empezado mi día, terminaría.
Sí, lleno de remordimiento.
Después de la conversación con Ethan en el jardín del museo tuve que hacer acopio de una fortaleza nula hasta llegar al consultorio y encerrarme.
Concentrarme no fue posible y tuve que disculparme en más una oportunidad durante las sesiones hasta que finalmente me rendí y le pedí a Emyl que re agendara a todos para la próxima semana. Lo mejor que podía hacer era refugiarme en casa hasta volver a levantar los cimientos de la valentía que me ayudaba a despertar cada día dispuesta a todo con una gran sonrisa.
Si ese día no estaba pudiendo lidiar con mis problemas, mucho menos podría ayudar a mis pacientes.
No sería correcto.
Ethan había llamado en varias ocasiones pero no le respondí. Supongo que como todo, ya se había enterado que dejé el consultorio antes de tiempo. Solo envié un mensaje para tranquilizarle:
Estoy bien. Solo muy cansada, ha de ser por el evento de ayer. Por favor, cumple tu palabra.
Le pedí expresamente que se ocupara de Alicia esta noche y accedió. Ella no la había pasado precisamente bien y lo menos que merecía era una disculpa. Alicia se sentiría feliz, Ethan despejaría su mente de algo que no fuese yo y mi persona... esa tendría tiempo de calidad sumida en la autocompasión. Así todos ganábamos. Por ello, me sobresaltó cuando mi móvil empezó a vibrar y el tono predeterminado de llamadas quebrantó el silencio que solo los ruiditos nocturnos llenaban. Me inquieté aún más al ver que era pasada la medianoche y el nombre de la persona que llamaba.
–Bueno. –contesté azarada.
Sabía que al otro lado no debía aguardar nada bueno pero no me esperaba ni de lejos lo que escuché y de inmediato el corazón me dio un vuelco.
– ¡Oh!... –mi boca formó una perfecta O producto de la sorpresa–ya... ya salgo para allá cariño. En menos de quince minutos estoy contigo.
Aseguré antes de colgar e irme al vestidor a toda prisa. Me enfundé los primeros vaqueros que aparecieron, una camisa negra de algodón de tres cuartos, trenca blanca con botones y capucha negra, además de unas cómodas botas australianas del mismo tono.
Antes de salir barajé mentalmente las opciones.
Conducir ahora no parecía una buena opción, lo más seguro es que de regreso no pudiese traer mi coche.
Y además, estaba realmente cerca.
Decidí que lo mejor sería coger un taxi. Lo cual tampoco fue posible, dado que no divisé ni uno y así terminé andando para unos diez minutos después de emprender mi marcha llegar a la Policía Nacional-Comisaría de Chamberí lamentando no haber usado guantes.
Afuera helaba.
Eso junto a la preocupación hicieron los diez minutos más largos de mi vida.
Aunque todo eso lo olvidé en cuanto atisbé a mi objetivo en una silla de metal triple junto a dos guardias. Aparentemente estaba bien aunque su ropa un poco desaliñada y su cabello revuelto...
–Chiquito, ¿estás bien? –me apresuré a inspeccionarlo, registrando su cuerpo en busca de cualquier lesión o similar y dejé escapar el aire contenido cuando arrodillada frente a él, comprobé que no había sufrido ningún daño físico.
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Amante Fiel
Teen FictionAmante Fiel... es Alba Montero, una psicóloga con rostro de angel que se carga un infierno y es el heredero de la familia Vega, un hombre encantador, voluble y condenadamente atractivo que en su mejor amiga encontró su más grande enigma y su mayor p...