—¿Quieres poner eso en su lugar ya? —, dos alumnos escondidos en una oficina con las emociones a mil, esperando no ser descubiertos. La pobre muchacha ya estaba incomoda tratando de esconderse.
—Tranquila, no pasará nada.
—Deberías rendirte ya—, algo la mantenía inquieta, —No sé siquiera porque estoy aquí.
—Porque somos cómplices del crimen—, el muchacho de ojos rasgados le respondió.
Lo que al principio había sido una calmada práctica de béisbol, se convirtió en una misión por borrar el contenido de la cinta de grabación, dentro de la oficina de vigilancia. Cómo siempre Lara terminaba metida en los asuntos de Eleazar.
Aunque si bien, desconocía el contenido de la cinta, una pequeña parte intuitiva podría imaginar de que se trataba. No era raro que su amigo siempre estuviera envuelto en problemas.
—¿De nuevo volviste a coquetear con las animadoras? —, Eleazar le guiñó el ojo, esa fue clara respuesta. —Yo debería estar ya en mi casa, mi mamá me dará el sermón de mi vida—, se cruzó de brazos.
—Todo es tu culpa—, le soltó un golpe en el hombro.
Soltó un leve quejido al presenciar el golpe. —Esas manos pequeñas, son peligrosas—, respondió mientras masajeaba su hombro. —Sólo espera un poco más.
Decirle que espere a una persona que no es para nada paciente equivale a demasiadas crisis, eso no la tranquilizaba, sobre todo cuando su día a día se trataba de la misma rutina; escuela-casa-tareas.
Una pequeña diferencia en su rutina y tendría que escuchar las reprimendas de su madre, y no era cómo que tuviese muchas ganas de escucharlas, más de las que ya estaba acostumbrada.
—Yo me voy—, tomó su mochila dispuesta a irse.
—¡No, espera! —, se detuvo para detenerla. Se interpuso entre la puerta y ella bloqueando el paso.
—Quítate—, y sólo negó con la cabeza. —Ya voy tarde por tu culpa, no quiero que se me haga mucho más tarde, así que quítate.
—Yo te acompañaré, así tu mamá no te regañará.
—Ajá, muy bien señor "hago todo bien", ya estoy retrasada una hora, es obvio que me van a regañar ¿Cómo lo vas a evitar?
—Le caigo muy bien a tu mamá — contestó muy orgulloso y mostrando una sonrisa.
—A mí me caes mal— respondió de inmediato.
—Eso no es cierto.
—Ya quítate—, no dijo nada, pero en el movimiento de sus labios enmarcó un muy claro NO.
Lara avanzó intentando abrir la puerta, fue detenida al momento por él, a este no le costó nada cargarla tal cuál costal, por supuesto no se salvó de algunos golpes de parte de ella.
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La teoría de todo lo que somos
RomansaUna boda ¡lo único que faltaba! Se trataba de su hermano menor y ella ya sabía que su madre no la dejaría en paz con el tema del porqué ella no se había casado. Recibiendo comparaciones desde siempre y empezando con el hombre que fue su vecino hace...