Alhaitham dejó dos copas sobre una mesita baja antes de alejarse en busca de algo para tomar. Las copas relucían bajo la luz blanca de la habitación (más luz blanca, ¡qué sorpresa!), mientras que a su vez reflejaban el rostro de Kaveh. El modelo se encontraba sentado en un sofá verde grisáceo bastante sencillo con dos tristes almohadas vagando en cada extremo del mueble. El rubio se mantenía silencioso, totalmente incómodo.
¿Por qué diablos había aceptado su propuesta? Había herido su propio orgullo, y no podía pensar en otra cosa más que en lo estúpido que era. Después de la estruendosa discusión que habían tenido, lo último que se hubiera imaginado es que terminaría pasando la noche con aquel individuo.
Kaveh alzó la mirada y observó la habitación en la que estaba. Era bastante estrecha, y a diferencia del resto del estudio las paredes blancas estaban limpias y vacías. Había una pequeña cocina en una esquina (que a decir verdad, a penas parecía haber sido usada), mientras que en el otro extremo había un gran ventanal que mostraba la tormenta de la que se estaba refugiando. Todo se veía bastante ordenado a excepción del montón de cajas repartidos por el suelo. El modelo quiso intuir que el artista había usado aquella habitación extra como almacén. Sin embargo, no encontraba explicación para el sofá y la mesa.
El platino rebuscó entre unas cajas de cartón cerca de la pequeña cocina, hasta finalmente soltar un pequeño suspiro victorioso. Dejó sobre la mesita una botella de vino tinto la cual abrió con sumo cuidado, como si le faltara experiencia. Una vez hubo sacado el corcho, comenzó a servir el vino. Mientras las copas de cristal se teñían de escarlata, Alhaitham trató de buscar la mirada de Kaveh. Sin embargo este se limitaba a mirar a cualquier otra dirección, evadiendo el contacto visual. El artista suspiró y dejó la botella sobre la mesa.
—Mira, tal vez haya sido un poco duro contigo...
Kaveh se cruzó de brazos, insatisfecho con sus palabras.
—Yo... ah, lo siento. No era mi intención ofenderte o hacerte pasar un mal momento. Esa es mi forma de trabajar.
—¿Tu forma de trabajar es ser un imbécil? Hmph, curioso.
—Está bien, puedes decir lo que quieras. Estás en tu derecho. Pero al menos deja que intente compensarte.
Kaveh alzó la mirada, encontrándose con los ojos claros del artista. Por primera vez desde que lo había conocido, su rostro mostraba una expresión facial legible. Y a decir verdad, se veía genuinamente arrepentido. O al menos eso quería creer.
El rubio soltó un suspiro y tomó la copa de vino que tenía en frente.
—Está bien, está bien. Solo olvídalo— Kaveh admiró el brebaje escarlata—. En fin, ¿qué se supone que es este lugar?
Alhaitham miró a su alrededor rápidamente, como si necesitara un recordatorio del lugar en el que estaba ahora mismo.
—Ah, cuando compré el estudio no sabía qué hacer con esta habitación. Originalmente se trataba de una cocina, pero como no la necesitaba decidí dejar por aquí mi almacenaje.
—Entiendo... pero entonces, ¿por qué el sofá?
Alhaitham se sentó al lado de Kaveh, agarrando la copa también.
—Hace unos años, cuando tuve uno de mis primeros encargos tuve problemas con la entrega. Como no estaba acostumbrado a trabajar con una fecha límite, terminé con un proyecto a medio terminar que debía entregar en menos de una semana. Debido a las circunstancias, tuve que quedarme encerrado en el estudio hasta que hube terminado.
Kaveh lo miró con el ceño fruncido, como una madre que riñe a su hijo con la mirada.
—¿Quedarte encerrado en el estudio? ¿Por una semana? ¿Qué hay de la comida? ¿Y el descansar?
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Charcoal Traces (HaiKaveh)~ Short Story
FanficAlhaitham es un joven artista de gran renombre, reconocido sobre todo por sus desnudos a carboncillo. En busca de crear una nueva colección y aprender a salir de su zona de confort, este tendrá que lidiar con un modelo un tanto... peculiar. ========...