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Quackity estaba encadenado, en un cuarto espacioso y de techo alto, iluminado y en soledad. 

Se preguntaba seriamente, ¿por qué no luchó? 

No lo iban a matar en ese momento, pudo haber asesinado a unos cuantos agentes antes de ser atrapado, pero... al ver esa mirada, llena de decepción, simplemente no pudo. 

Las lágrimas comenzaron a resbalarse por sus mejillas, sintiéndose pequeño en ese gran cuarto. 

Desconoce cuántos días estuvo ahí, quizá varios. Su estómago dolía del hambre y sentía los síntomas de la deshidratación.

—. ¿Has aprendido tu lección? - pregunta, un hombre que entraba al cuarto.

Con debilidad, alzó su rostro para fijarse en los ojos de aquel hombre castaño. 

—. Hi, Dream - saluda, sonriente —. No creí que guardaras rencores, te ves tan... viejo.

El mayor lo golpeó, aturdiendo todos sus sentidos por la debilidad.

—. No te guardo rencores, lo que hiciste ya quedó en el pasado. Ahora, quién guarda rencores es tu "novio" - responde —. Dejó un puesto importante de su trabajo por ti, para luego enterarse que eras parte de una Organización terrorista, es lamentable, me dan lastima. 

—. ¿Dónde está? - pregunta Quackity, escupiendo la sangre que brotaba de su labio.

—. ¿Quién? ¿Spreen? Lo mande a otro trabajo para que no estuvieran cerca, quién sabe qué locuras harías por él - comenta —. Él no verá tu juicio, ni tu muerte, tardará tanto que ni siquiera estará en tu funeral.

Quackity suspiró pesado, sonriendo.

—. Bueno, no tenía tantas expectativas en mi vida. No esperaba un final feliz con él - responde.

Dream sonrió igual, se agachó a su altura y se quitó parte de su máscara, dejando que Quackity contemple su rostro lleno de cicatrices.

—. Observa tu pasado, Quackity - dice, viéndolo fijamente —. Mirálo con fuerza. Tu pasado viene por ti. Todo pasa factura, Quackity, nadie es la excepción. Lo que aquí se hace, aquí se paga.

Quackity sonrió, escupiéndole en la cara.

El mayor se limpió el rostro, para luego golpearlo de nuevo.

—. No te hagas el inocente, yo aún recuerdo tus manos sobre mi cuerpo - ante las palabras, Dream frunció el ceño —. Lo que aquí se hace, aquí se paga. 

Quackity alzó su rostro, viéndolo fijamente con sus ojos azules.

—. ¡Yo fui tu karma! ¡Yo maté a tu hija por lo que me hiciste! ¡Maldito! - exclama, sintiendo las lágrimas deslizarse —. ¡Sólo tenía diez, hijo de puta! ¡Era un niño! ¡Ojalá ardas en el infierno como mi padre!

Dream lo golpeó, golpe tras golpe, mientras escuchaba las palabras de Quackity en aquel tiempo.

Violador.

No podía con la rabia, miraba el rostro de Quackity y sólo podía pensar en aquel niño que le gritaba y pataleaba para zafarse de sus manos. 

"Señor Dream, ¿usted me ayudaría a salir de aquí?" - las palabras de un niño que pidió ayuda y fue traicionado.

El abuso de su padre era una cosa, pero que se sumarán más hombres sólo hacía peor su tragedia.

"¡Yo confíe en usted!" - no soportaba sus lágrimas, eran tan crudas.

—. Es igual que aquel día - dice Quackity, ronco por el llanto, y débil por los golpes —. No has cambiado nada, sigues siendo un violador, abusas de lo que puedes y destilas de inocencia.

Dream se quedó pasmado, viendo el cuerpo inconsciente del menor. 

Miró sus manos, cubiertas de sangre, palideciendo al ver como se escurría por toda la nariz y boca del menor. 

—. Llama a un doctor - dice, hablando a través de un auricular. 

Mientras, Spreen se encontraba revisando todos los papeles del caso de Quackity, sintiéndose extraño al ver como aquel chico que se portaba tan dulce y débil con él, podía crear una serie de caos inmensa. 

—. ¿Te encuentras bien? - pregunta su compañera, entrando a su oficina.

Spreen suspiró, apartando los papeles para verla.

—. ¿Qué harías en mi lugar? - pregunta, viéndola serio.

Ella suspira, sentándose a su lado.

—. Hay cosas que no podemos cambiar, como las decisiones que tomamos, y las que toman los demás. No hay mucho que puedas hacer, tampoco es como que puedas traicionar a la Organización - dice, sonriéndole como consuelo. 

Spreen suspiró pesado, asintiendo. 

—. ¿Podrías hacerme un favor?

Pasaron unos cuantos días, hasta que terminó su "extrema" misión. Dream era estúpido si pensaba que no podía hacer ejercicios en excel. 

Regresó a la sede un día antes del juicio de Quackity. 

Quiso pasar a verlo, pero se enteró de algo. 

—. ¿Cómo que no está en el cuarto de aislamiento? - pregunta, confundido.

—. Dream ordenó que lo moviéramos y lo mandáramos a un cuarto de sueño, ya sabes, por su condena - responde su compañero.

Suspiró pesado, encaminándose hacia ese cuarto. 

Un cuarto de sueño podría ser mortal, sobre todo si se llevaba días sin comer, beber y dormir. Era aislado, oscuro, soltaba un vapor especial para cansar a las personas y mantenerlas dormidas o debilitadas.

Al llegar, se topó con Dream saliendo del lugar.

—. No te esperaba tan pronto - dice el castaño, cubriéndose el rostro para que no lo vea y colocándose la máscara —. No te recomiendo entrar, te puedes llevar una gran sorpresa. Sólo te puede decir, que él fue el tentador. 

Dream se fue, dejando a Spreen con una gran duda. 

El pelinegro se quedó parado frente a la puerta, pensativo. 

Suspiró pesado, recogiendo el valor para entrar.

Al abrir la puerta, el centro de la habitación se iluminó, dejando ver a aquel chico pelinegro de ojos azules, encadenado y con una spreader bar en sus piernas, separándolas mientras un líquido blanquecino goteaba de su interior. 

Entró, cerrando la puerta detrás de él. 

El menor alzó su rostro, viéndolo fijamente. 

Se veía deplorable, tan débil como para morir. 

—. ¿Quién te hizo esto? - pregunta, posando de cuclillas frente a él. 

Quackity suspiro, negando con la cabeza y dejando que unas lágrimas se deslizaran por sus mejillas.

—. ¿No me odias? - pregunta, viéndolo lloroso. 

Spreen suspiró, acercándose a él para abrazarlo, aferrándose y brindándole calor. 

—. Maldita sea, ¿cómo te voy a odiar luego de leer todo lo que te paso? - responde, llorando junto a él.

Quackity quería responder, pero no podía, ninguna de sus extremidades se encontraban en libertad.

—. Te voy a sacar de aquí - sentencia Spreen, separándose para limpiar las lágrimas del menor con sus pulgares —. Saldrás de aquí, así sea lo último que haga. 








Quisiera tener talento para escribir, lptm. Ni lo que me gusta sé hacer bien xD (No es risa, es llanto)

Sinners - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora