Días para amar - Fred x Freddy - Freddedy

Día 3: Viendo una película, o bueno, casi

La noche había llegado ese día domingo, el frío llenando las calles al igual que la oscuridad de estas solo siendo alumbrada por los faroles. Ese día la madre de Freddy había vuelto a salir, visitando a una amiga de la infancia que estaba de cumpleaños, y ya que iba a ser una salida de adultos Freddy se volvió a quedar solo, pero no tanto ya que tenía a Fred haciéndole compañía. Los dos estaban acostados en su cama mientras la computadora tenía una página de películas abierta, Freddy acostado en las piernas de Fred por el poco lugar de aquella cama que nunca pensaron en tener una más grande ya que el pelo negro no tenía la necesidad de dormir en su forma física, aunque si se le gastaba la energía haciéndolo sentir cansado, por lo que en ese momento se haya en esa forma más "humana". El castaño coloco una película muy conocida por los jóvenes, una donde la chica de cabello azulado tenía que escapar de la clon malvada de su madre, la descripción le llamó la atención por lo que invitó a su amigo a verla con él, cosa que acepto al no tener nada más que hacer.

-¿Tenemos todo? ¿Papas? ¿Ramitas? ¿Bebida? ¿Vasos? -por cada cosa que nombraba, el peli negro asentía con la cabeza.

Empezaron al final la película mientras tomaban sus bebidas y comían lo que habían comprado para ese día. En una de las escenas, mejor dicho, donde aparecen los tres fantasmas de los niños, fue donde Freddy se les quedó mirando con completa atención y curiosidad, hablando de vez en cuando para decir unas teorías que le llegaban a la mente en ciertas escenas. Fred, por su lado, estaba en una batalla mental entre ver la película o las distintas expresiones del castaño, lo escuchaba con atención y dejaba que dijera lo que quisiera, después de todo a él no le molestaba.

Al acabar la película se dio cuenta que no había puesto atención en nada de ella, lo que le dio un sentimiento de duda y algo de molestia, hasta que su vista fue robada por el sonido de alguien murmurando palabras inentendibles, ladeó un poco su cabeza con la intención de buscar aquella persona que estaba haciendo esos curiosos ruidos, llegando a ver los ojos cerrados del castaño, éste se encontraba dormido acostado en su pecho y abrazándose a si mismo. Su respiración se cortó por unos segundos que parecían horas para su persona, ¿Que debía hacer?, ¿Dejarlo dormir allí?, ¿Moverlo?, ¿Despertarlo? Negó con la cabeza a sus ideas, antes de solo decidir ordenarse con un cojín en su espalda para abrazar a su compañero mientras cerraba los ojos, quedando al igual que él completamente dormido, tapados entre esas sábanas y con una pequeña sonrisa en sus bocas.