𝗧𝗜𝗧𝗔𝗡𝗜𝗖 || 𝑑𝑖𝑓𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑡
Jack Dawson se enamora de una chica de primera clase. Pero no solo por su físico, si no por su forma de ser. Si, Elizabeth era diferente a los de su clase cautivando al chico de tercera clase.
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Elizabeth sonreía escuchando la anécdota de Margaret. Cada día amaba a esa mujer, le caía muy bien.
—Pero el señor Brown no sabía que escondía el dinero en la estufa.— rió contagiando a los demás.— Así que llegó completamente ebrio y encendió la llave.
Rose miró a Jack.
—Ahora beberán brandy en el salón de fumadores.— murmuró y el rubio asintió.
—Bien...— Archie se levantó.— ¿Aceptan un brandy caballeros?
—¡Claro!— asintieron algunos.
—Ahora se van a una nube de humo y se felicitan el uno hacia el otro por ser los amos del mundo.
—Señoras, gracias por el placer de su compañía.— agradeció el señor Ismay.
—Rose, ¿te acompaño a tu camarote?— preguntó Cal.
—Claro.— aceptó y se levantó.
Elizabeth se limpió la boca con una servilleta mirando todo con cierto aburrimiento algo que notó Jack.
—¿Nos acompaña, Dawson? No querrás quedarte con las mujeres.— dijo Archie.
—No, gracias. Me tengo que retirar.— respondió y el hombre asintió yéndose.
Lizzie vió a Cal acercarse a Jack por lo que entrecerró sus ojos.
—Tal vez sea lo mejor. Se habla de negocios, política y eso. No te interesa.— chocó con su hombro.— Oh, Dawson.— volteó para verlo.— Gracias por venir.— le lanzó su encendedor y Jack lo agarró.
Elizabeth se levantó y fue hacia el.
—¿Te dijo algo malo? Solo dímelo y yo me encargo.— habló y Jack rió un poco ante su valentía.
—No, no, tranquila. Lizzie, tengo que irme.
—¿En serio?— preguntó algo desilusionada.
—Es tiempo de regresar con los otros esclavos.— respondió.— Que descanses.— ofreció su mano y Lizzie la tomó tocando una pequeña hoja. Jack besó su mano con una sonrisa y se fue.
Elizabeth suspiró viendo como se iba y luego vió el papel. La abrió y leyó.
"Haz que valga la pena. Encuentrame en el reloj".
Esperó algunos minutos y se levantó con la excusa de ir al baño. Fue hacia el lugar indicado y vió a Jack de espaldas. Nerviosa, subió las escaleras y el chico la escuchó por lo que se dió vuelta y la observó con una sonrisa.
—¿Quieres ir a una fiesta de verdad?— preguntó y Lizzie sonrió de punta a punta.
—Ya era hora que digas eso.— Jack ofreció su brazo y Lizzie lo rodeó con el suyo saliendo de allí. Caminaron hacia las escaleras donde estaban los de la tercera clase.
