𝗧𝗜𝗧𝗔𝗡𝗜𝗖 || 𝑑𝑖𝑓𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑡
Jack Dawson se enamora de una chica de primera clase. Pero no solo por su físico, si no por su forma de ser. Si, Elizabeth era diferente a los de su clase cautivando al chico de tercera clase.
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Aparecieron en el restaurante de primera clase, ya sentían que el barco se estaba inclinando más y les asustaba. Lizzie al ver al señor Andrews mirar el reloj se detuvo.
—Espera, espera.— Jack se detuvo.— Señor Andrews...
—Lizzie...— la miró.
—¿Ni siquiera vas a intentarlo?— preguntó.
—...Lamento no haberle construido un barco más fuerte, señorita Lizzie.— la mencionada lo miró tristemente.
—Se está hundiendo, vámonos rápido.— Jack la agarró de la mano.
—Espere.— se detuvieron.— Que tengan suerte.— les dió el chaleco salvavidas para Jack y éste se la puso.
—...Gracias.— lo abrazó y el correspondió.
Se separó y se fueron de allí, volviendo a la cubierta donde había cada vez más caos. El barco se hundia cada vez más, los botes estaban dados vueltas y la gente trataba de subirse.
—¡Hay que quedarnos en el barco lo más posible!— ella asintio y corrieron hacia lo más alto yendo hacia la proa que estaba más arriba.
Se metieron entre toda la gente y se sujetaron de las barandillas para subir y no caer. Alguien de adelante estaba rezando y caminaba muy lento estresando a la pareja.
—¿No podría caminar un poco más rápido por ese valle?— preguntó apurandolo y el hombre hizo caso siendo empujado por el.
Siguieron y se asomaron viendo como la gente se tiraba al mar.
—Qué horror.— dijo Lizzie asustada.
—No veas, vayamos.— caminaron hacia la punta y llegaron. Se sujetaron de allí y Lizzie se apoyó en el pecho de Jack notando como se elevaba el Titanic.
Lizzie observaba como una madre le decía a su hijo que ya se iba a acabar. Luego volteó y vió a Helga quien estaba sujetada y asustada.
Gracias a ella recordó a Tommy y Fabrizio, ¿estarán bien? Eso esperaba. Esperaba que ellos se salvaran y que estén en un bote.
Miró a Jack.
—Jack... aquí es donde nos conocimos. Donde me salvaste.— comentó y el le dio un beso en la frente para después apoyarla en su pecho.
A medida que el Titanic se elevaba, la gente caía hacia el agua.
—Sujetate fuerte.— ordenó el rubio y Lizzie se abrazó a los barrotes junto a él.
De pronto las luces se apagaron y no vieron nada. Solo se escuchaban los gritos.
Todos gritaron al sentir como el barco caía de nuevo al agua a toda velocidad hasta impactar con el mar formando algunas olas. El Titanic se había partido en dos. Luego de nuevo volvió a elevarse pero esta vez para hundirse. La gente empezó a caer.
