capítulo 5: Pálpitos verdaderos

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La metáfora de una vida juntos fue lo que en algún momento llegué a decirle a ella  en comparación con una fotografía que tome, la vida pasa y los momentos quedan impresos en nuestra memoria como aquellos recuerdos que se repiten dentro de nuestra mente como fotogramas que nos permiten vivir momentos que ya sucedieron, sean buenos o sean malos, ella y yo vivíamos en mundos totalmente distintos pero  se entrelazan cuando caminábamos juntos, siendo así uno solo, eso era la metáfora de una vida juntos, unir dos mundos distintos y formar uno solo, con altas y bajas que vendrán inevitablemente como la lluvia en el invierno o el calor en el verano. Ella solía tener días arduos de trabajo en los que era sometida a largas jornadas de estrés y presión continuo y aun así sin importar esto, ella siempre estuvo ahí y a pesar de que mis días  eran igual de ocupados, yo estuve ahí, a pesar de las dificultades, estábamos el uno para el otro y preferíamos desvelarnos en largas llamadas solo con tal de vernos a través del cristal de nuestros teléfonos, sin importar la distancia, el cansancio o el desaliento, siempre se buscaba una razón o motivo para verse… es ahí donde  entendí que en realidad cuando se quiere de corazón, jamás habrán excusas para no intentarlo, no habrá obstáculos que se interpongan en medio del camino y  que el deseo naciente desde el fondo del corazón siempre sera mas fuerte que el cansancio físico.
Todo marchaba bien, pero yo en mi interior sabía que tenía que expresar de una forma u otra mis sentimientos, qué era lo que en verdad albergaba en las profundidades de  mi corazón, pues como mencioné en un inicio… le llegué a comentar que mi corazón latía por ella.. pero no de qué forma. Idee una forma para poder expresarle mis sentimientos y de qué forma mi corazón latía por ella, era todo o nada, como solía decirle.. “ o lo hago ya o no lo hago nunca” y opte por poner manos a la obra, sabía su color favorito, conocía sus gustos, tenía presente su favoritismo por las margaritas , era información más que suficiente para idear el plan perfecto. Mi plan se basaba en decorar una pequeña cabaña con margaritas por todos  lados .. con listones azules en cada esquina y en el centro de la misma,  presentarme con un ramo de margaritas y girasoles , flores que nos representan y justo ahí , cuando me viera, acercarme a ella y así manifestar de qué forma latía mi corazón por ella, sin miedos ni penas, sin obstáculos o excusas… Luna y yo en la infinidad de un momento que solo sería para nosotros dos.

Un amor tras el cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora