Capítulo 8: Campo de flores

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Aquel día entendí que mi final había llegado y que como la llama de una vela, esta se había extinguido para siempre, de tal manera en la que ahora esa luz que me mantenía con vida ya no brillaba e iluminaba todo en mi interior… ahora mi existencia pertenecía  a un mundo en donde las almas caminaban sin parar hacia un destino incierto buscando la respuesta del ¿por qué tenía que suceder?, pero yo no estaba dispuesto a seguir este mismo camino buscando una respuesta a una incógnita que aunque sepa la verdad, no va a cambiar el hecho de que ya no podré continuar al lado de Luna. Me senté en la acera del otro extremo donde estaba ella y observe lo que había sucedido después de mi partida, ella se levantó rápidamente del suelo y corrió en mi auxilio pero en el momento de verme se percató que el brillo de mis ojos ya no estaba y que un delicado y fino brote de sangre  se derramaba llevándose consigo mi vida y mi esencia… el impacto fue tan comprometedor que no me permitió despedirme de ella.. ni siquiera poder decirle en realidad cuánto la amaba, Luna en este momento empezó a sacudir mi cuerpo desesperadamente mientras sus esperanzas de que reaccionara cada vez más se iban apagando, en este momento una pequeña flor salió de mi bolsillo, era un regalo que le tenía preparado para ella y consigo tenía una pequeña carta la cual mencionaba “ Hola mi srta Luna, por medio de este detalle te quiero decir, ¡muchas gracias! por haber llegado a mi vida y darme una nueva luz, un sentimiento único e inexplicable y hacerme sonreir con solo pensarte, me has marcado para toda la vida y aunque no lo creas  siempre te llevaré en mi corazón como la mujer que llego a mi vida cuando este estaba hecho pedazos y me ayudó a sanar”, en este momento me levanté de la acera y me acerqué hacia donde yacía mi cuerpo, observé como ella se aferraba a él con gran fuerza mientras que en una de sus manos sostenía la carta junto con la flor, el dolor de verla llorar  desesperadamente me partió el corazón de una manera que jamás había sentido.
Es curioso como la vida se extingue de un momento a otro de una manera tan fugaz, logrando ser más veloz que el paso de un estrella o del mismísimo tiempo, llevándose consigo la esencia de lo que fuimos y la luz de lo que algún día nos permitió brillar e iluminar el mundo de las demás personas cuando este se estaba apagando, cómo una perfecta analogía es la vida con el tiempo, esta inicia y a lo largo de su desarrollo van sucediendo eventos o particularidades que le dan su toque único y diferente con el de las demás personas, transcurriendo de manera gradual hasta que al final el día llega y se prepara para el siguiente, pero hay una pequeña diferencia en medio de su similitud  entre la vida y el tiempo , pues la vida es limitada depende directamente del tiempo pero el tiempo es infinito y no depende de nada o de nadie.En el momento en que comprendí esta cruda realidad entendí que mi sueño había sido real y la realidad de mi prematura muerte era una verdad inequívoca que iba a suceder sin remedio, por lo menos disfruté mis últimos momentos sin preocupaciones y lo mejor de todo, pude llevarme recuerdos de la flor más hermosa del mundo, de tal manera que estando en el mundo de los reflejos, podía sentir felicidad y esa calidez en mi corazón que solo Luna podía darme.
pasados unos minutos viendo mi cuerpo en el suelo y a Luna aferrada a el, no pude contenerme más pues la escena frente a mí me desmoronaba segundo a segundo, mis lagrimas brotaron sin piedad y el dolor de verla a ella ahí me destrozaba  de adentro hacia afuera… decidí arrodillarme y abrazarla, a pesar de no poder tocarla pude sentir su leve aroma y sus agitados pálpitos de su corazón, a  los segundos pude percibir como este disminuía y el rostro de Luna se calmaba, ahí entendí que aunque ya no pueda estar junto a ella físicamente, la podre cuidar detrás de la delicada ventana entre la vida y la muerte, me levante, me sequé mis lágrimas y me fui de este lugar, mi presencia allí ya no era necesaria, emprendí mi camino hacia un nuevo lugar, buscando una nueva razón de ser, un nuevo propósito y en medio de los caminos logre dar con un enorme campo de margaritas en donde ya no sentía dolor, tristeza o melancolía, este enorme valle me brindaba tranquilidad y sentarme a ver la infinita puesta de sol me permitía sentirme más vivo que nunca, sabia que las flores me reflejaban a Luna y esto de alguna manera me hacia sentir como si la tuviese a mi lado, en forma de lo que siempre fue para mi, en forma de la flor más hermosa del mundo.

Un amor tras el cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora