Capítulo 3: Realidades

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El tiempo fue testigo de cómo los tristes y lastimados corazones se conocieron y entre sí formaron un vínculo en el que el principal protagonista, fue el amor, oh dulce mujer de cabellos oscuros como el ébano y de voz suave como la seda.. ¿en dónde estás ahora?.
En medio de la lluvia y el sol, solía llevarle flores y cartas para expresarle mi amor y mis sentimientos, con miedo y pena, lo hacía, la mejor forma de expresar lo que sentimos con fulgor, son las acciones y en eso me especialice, así el mundo terrenal se percatara de mis sentimientos y acciones, no me importaba… pues mis ganas de demostrarle a Luna mis intenciones superar cualquier obstáculo. Los días pasaban y mi corazón cada vez se hacía la idea de que la posibilidad de un futuro juntos podría existir.. Desafortunadamente la vida nos da sorpresas que toman lugar cuando menos las esperamos. El pasar del tiempo permitió mi participación en su vuelta al sol en conjunto con el de su hermana, se celebró y festejó aquel noche en la que culminó con un precioso beso, un beso que hacía palpitar mi corazón con fuerza, a tal punto que  cada pálpito era levemente perceptible en medio del silencio de la oscura noche, aquel noche éramos Luna y yo, bajo la luz de las estrellas  y los corazones entrelazados como uno solo, sin mediar el tiempo y el momento, nos perdimos en una conversación en la que llegamos a soñar un posible comienzo juntos, un comienzo que esperare por siempre pues la oportunidad de que algo se diera se fue como la arena entre los dedos, cayendo sin control y entre el intento e intento de no perderla, está más rápido se desvanecerá, siendo así el tiempo el único testigo de nuestro comienzo y de nuestro final.
Un día al llegar a mi casa y cerrar mis ojos para caer  profundamente dormido, el tiempo se manifestó en mis sueños, como una premonición de lo que sería de mí y mi final… pues todos tenemos un reloj que inicia su cuenta regresiva en el momento en que llegamos a la vida y yo, estaba por culminar mi estadía en este mundo, el tiempo me advirtió que mi corazón dejaría de funcionar en un corto tiempo, pero no me explico el motivo y que debía prepararme para partir. Asustado desperté con una lágrima que se dejaba caer a lo largo de mi rostro y ahí fue cuando el  recuerdo de Luna iluminó mi mente como el sol ilumina la mañana, ¿como le explico a la mujer que amo, que mi luz se extinguirá en cualquier momento? ¿cómo decirle que lo que siento por ella es más que amor? ¿cómo decirle que desde que llego a mi vida me ha hecho la persona más feliz del mundo? ¿cómo decirle que mis últimos segundos quiero que sean a su lado.. sin que sepa la cruda verdad? ¿cómo explicarle que quiero  cuidar de su corazón y amarla como nadie lo ha hecho.. sin importar el tiempo que me quede?, una lluvia de preguntas inundaban mi mente y solo lograba llegar a la misma conclusión… sea mucho o sea poco el tiempo que tenga.. quiero pasarlo junto a ella… pues no me interesa saber de qué forma partiré de este mundo, sé que cada segundo valdrá la pena, si estoy a su lado.

Un amor tras el cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora