Cap. 6

400 58 0
                                    

Las horas pasaban una tras otra y yo seguía allí, en aquella habitación tratando de calmar mis nervios. Estaba acomodando mis pertenecías en el lugar, limpiando nuevamente el lugar, asegurándome de no dejar ni una sola pizca de polvo en los muebles con intención de distraerme. La cocina brillaba de lo mucho que me esforcé en su limpieza y el suelo parecía ser un espejo de lo limpio que se encontraba.


Me tomé unos minutos para ir a una tienda cercana para hacer la compra del mes, ya que el refrigerador se encontraba vacío y hoseok -quien me había acompañado a hacer las compras- se había ofrecido a pagarlo todo por mí. Al principio intenté negarme, pero antes de siquiera poder decir algo, este había sacado su tarjeta y se la había entregado al cajero que nos atendía. Hobi me miró con una sonrisa malévola y no me quedo de otra más que aceptar su "regalo" por mi mudanza.

En estos momentos me encontraba solo. Leyendo uno que otro artículo en la red en busca de alguno que solicitaran empleados de medio tiempo y fracasando ante cada llamada que yo hacía. Todos los números a los que marqué, me informaban que alguien más había ocupado el puesto y se disculpaban por haberme dado falsas esperanzas... supuse que era algo normal.

Nadie querría contratar a un
joven sin experiencia laboral.

-Estoy hecho un desastre- dije sobre la cama, dejando caer mi cuerpo sobre el suave colchón mientras miraba nuevamente las pinturas sobre el techo.

Un suspiro lleno de pena y amargura se escapó de mis labios. Tratando de pensar en algo que me distrajera por unos momentos, pero fracasando nuevamente en el intento. Intenté pensar en cosas agradables, como animales, la naturaleza, el arte... pero por alguna razón, no podía pensar en absolutamente nada. O esto fue hasta que aquél recuerdo sobre lo que sucedió el día en que llegué a este lugar, invadió por completo en mi mente.

Mis vecinos actuando de manera extraña, la recepcionista cambiando su trato hacia mí drásticamente y la experiencia paranormal que tuve frente al espejo de la sala principal. Todo esto era tan extraño, pero no podía hacer más que intentar salir a delante por mis cuentas. Hacer lo que esté a mi alcance para triunfar y dar lo mejor de mí para ser alguien en la vida.

"Eres joven, luego podrás tener tiempo para divertirte"

¿Y que pasará si mañana
ya no logro despertar?

"Trabaja y gana dinero, luego te diviertes"

¿Se suponía que debía de ser un esclavo laboral hasta que mis huesos dejaran de funcionar?

Quería ser uno más de ellos. Disfrutar lo que quedaba de mi adolescencia y sentirme como tal.

No quería sentirme como un hombre. Mucho menos como un esclavo del trabajo... quería sentirme como los chicos de mi edad y poder sentirme como tal.

Desearía poder sonreír, jugar, pasar tiempo con otros como yo y formar un grupo con todos ellos donde planeáramos una salida cada fin de semana. Lo deseaba... sentirme como un adolescente y poder recuperar algo de mi infancia perdida.

Quería ser como ellos.

Sin siquiera darme cuenta, lágrimas se deslizaban sin parar por mis mejillas. Mis ojos ardían un poco y mis labios temblaban ante el llanto. Mi nariz se coloreó al igual que mis ojos y mejillas, y no tardó mucho para que volviera a sentir aquél nudo en mi garganta.

INTRUSO - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora