Cap. 13

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Ardiente como el infierno.

Nuestras manos seguían unidas, entrelazadas por nuestros dedos, celladas por un fragmento. Un fragmento que lentamente se desaparecía y caía al suelo en forma de cenizas.

El dolor de mi mano iba disminuyendo y la sangre que había goteado, ahora volvía al mismo lugar de donde salió. Lentamente, el empezó a levantarse y colocó una mano sobre mi cuerpo para ayudarme a levantarme.

Ahora ambos estábamos allí de pié, mirandonos fijamente a los ojos sin emitir sonido alguno más que el chocar de nuestras respiraciones. Por primera vez... desde las veces que he tenido la dicha de sentir su piel, por primera vez podía sentir calor en su cuerpo. Se sentía como si su pálido cuerpo estuviera recuperando algo de vida y no me equivoqué al pensarlo porque incluso su piel recuperaba su tono natural.

Sus mejillas ahora estaban rojizas, su piel era blanca pero con ligeros tonos de color crema. Sus labios volvían a ser rojos y unas leves marcas rojas aparecieron alrededor de sus redondos ojos color negro.

Mis manos se deslizaros hasta su rostro sin permiso alguno, sujetando lentamente de su mandíbula mientras miraba atentamente como pequeñas particulas de sangre se reflejaban en su piel. Eran como si pequeñas lombrises de sangre se desplazaran dentro de su piel, haciendo que su pálido cuerpo volviera a cobrar algo de vida.

La misma sangre que habían derramado de mi cuerpo, ahora recorría dentro de él.

Había olvidado por completo que este hombre había irrumpido nuevamente en mi apartamento. Estaba tan sumergido en mis pensamientos que hasta al momento seguía dudando en si realmente estaba despierto, o si solo trataba de uno de esos sueños.

Nadie podría explicar todo lo que sucedió... desde la vez donde apareció frente a mi puerta, al momento de el fragmento de cristal se hizo cenizas, ese momento donde nuestras heridas se cicatrizaron de un instante a otro y por último, el momento donde vi la sangre recorrer por su pálida piel.

Ni siquiera la ciencia podría tener una explicación y eso era lo que más me aterraba.

¿Qué eres? ¿Qué deseas? ¿Por qué yo? ¿De donde provienes? ¿Cuál es su nombre? ¿Era un humano? ¿Era un monstruo? ¿Era parte de mi imaginación? Tenía una y mil preguntas sin responder que empezaban a torturar mi cabeza, pero la que más daba vueltas por mi mente era... ¿Qué era lo que buscaba en mí?

—A..aléjate...

Mis pasos retrocedían, mirando con leve temor el ser que se encontraba frente a mí, y sólo podía pensar en una cosa... Corre.

Mis piernas temblaban, mi respiración se entrecortaba y hasta me dolía de tan solo tragar de mi propia saliva. Tenía miedo. Necesitaba salir de allí, pero sabía que ante cualquier movimiento en falso, podría terminar muriendo.

Sus ojos oscuros se abrieron lentamente... sus labios estaban entreabiertos y ya no habían rastros de aquellas gotas de sangre que se desplazaban por su piel. Ahora su cuerpo parecía tener vida, ya tenía un color natural y sus labios blancos ahora eran rojos como la sangre.

Que bien se siente volver...

¿A qué demonios se refería con eso? ¿Volver? ¿¡Acaso ya había hecho estas cosas antes!? El pánico empezaba a invadir dentro de mí y allí fue cuando dejé de lado cualquiera de mis pensamientos, y simplemente empecé a correr. Me dirigí hacia la habitación ya que el se encontraba bloqueando la puerta hacia la salida y justo antes de cerrar la puerta a mis espaldas, lo noté parado en el mismo lugar en el que lo había dejado.

Me encerré en la habitación y empecé a buscar todos mis muebles pesados para colocarlos frente a la puerta.
Escuché como alguien trataba de darle vueltas a la manilla de la puerta, fallando al intentar abrirla y supe de inmediato que se trataba de él. Me empecé a mover de un lado y empecé arrastrando un sofá que ya se encontraba allí, para luego colocarlo frente a la puerta. Arrastré la mesita de noche que se encontraba a un lado de la cama y también arrastré el escritorio que tenía un gran espejo sobre él.

INTRUSO - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora