Ya tenían los planes hechos y habían terminado los preparativos. En el dormitorio más pequeño, sobre la repisa de la chimenea, había un frasquito de cristal que contenía un solo pelo negro, largo y grueso, que habían recuperado del jersey que Hermione llevaba puesto cuando estuvieron en la Mansión Malfoy.
—Y utilizarás su varita —indicó Harry señalando la varita de nogal—. Yo creo que darás el pego.
Hermione la cogió con miedo, como si temiera que le mordiera o le picara.
—La odio —musitó—. La odio, de verdad. Me produce una sensación muy rara, y no me funciona bien. Es como un trozo de de ella.
Harry recordó que Hermione no le había hecho caso cuando él se quejó de que no le gustaba la varita de endrino; al contrario, había insistido en que eso de que no funcionara bien eran sólo imaginaciones suyas y que únicamente tenía que practicar. Pero decidió no pagarle con la misma moneda; la víspera del asalto a Gringotts no parecía el momento idóneo para provocar enfrentamientos.
—Supongo que te resultará más fácil si te metes en la piel del personaje —le sugirió Ron—. ¡Piensa en todo lo que ha hecho esa varita!
—¡Pero si a eso mismo me refiero! —replicó Hermione—. Ésta es la varita que torturó a los padres de Neville y a quién sabe cuánta gente más. Y sobre todo ¡es la varita que mató a Sirius!
Harry no había caído en la cuenta; al mirar ahora aquel instrumento, sintió un incontrolable impulso de romperlo, de cortarlo por la mitad con la espada de Gryffindor, que estaba apoyada contra la pared, a su lado.
—Echo de menos mi varita —dijo la chica con tristeza—. Es una lástima que el señor Ollivander no haya podido hacerme una nueva a mí también.
Esa misma mañana, Ollivander le había enviado una varita nueva a Luna y a Lyra, y ambas se hallaban en el jardín trasero, poniendo a prueba sus habilidades al sol de la tarde. Dean, a quien los Carroñeros habían quitado también la varita, la contemplaba con aire compungido.
Harry observó entonces la varita de espino que había pertenecido a Draco Malfoy y le sorprendió —tanto como le complació— descubrir que funcionaba como mínimo tan bien como la que Hermione le había dado. Recordando lo que Ollivander les había contado sobre el funcionamiento secreto de las varitas mágicas, Harry creyó saber cuál era el problema de Hermione: ella no se había ganado la lealtad de la varita de nogal porque no se la había quitado personalmente a Bellatrix.
Sintió un gran alivio cuando dieron las seis y pudieron abandonar los sacos de dormir, vestirse en la penumbra y salir con sigilo al jardín, donde habían acordado reunirse con Hermione y Griphook. Era un amanecer frío, aunque estaban en mayo, y al menos no había viento. Harry miró el oscuro cielo, donde las estrellas todavía titilaban débilmente, y oyó el murmullo de las olas rompiendo contra el acantilado. Se dijo que iba a echar de menos ese sonido.
Unos pequeños brotes verdes asomaban a través de la rojiza tierra de la tumba de Dobby; al cabo de un año, el túmulo estaría cubierto de flores. La piedra blanca donde había grabado el nombre del elfo ya había adquirido un aspecto envejecido. Harry se dio cuenta de que no habrían podido enterrar a Dobby en un lugar más hermoso que aquél, pero aun así le dolía mucho dejarlo allí. Mientras contemplaba la tumba, se preguntó una vez más cómo habría sabido el elfo adónde tenía que ir a rescatarlos.
Mientras caminaba, guardaba el bolsito de cuentas en el bolsillo interior de otra vieja túnica de las que se habían llevado de Grimmauld Place. Aunque sabía que en realidad era Hermione, Harry no consiguió evitar un estremecimiento de odio. Era más alta que él; el largo y negro cabello le caía formando ondas por la espalda, y los ojos de gruesos párpados lo miraron con desdén; pero, cuando habló, Harry reconoció a Hermione a pesar de la grave voz de Bellatrix.

ESTÁS LEYENDO
Harry Potter y las reliquias de la muerte // Lyra Grindelwald
FanfictionLibro #7 de la saga de Harry Potter - ¿Qué pasara... - se atrevió a abrir la boca Draco Malfoy - ¿Qué pasará cuando Lyra sea encontrada? - pregunto el pequeño de los Malfoys. Lord Voldemort lo miro fascinado ante tal valentía en su presencia. - Te h...