8 Cambian las cosas en la oficina

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Regresamos después de las 4 de la tarde aproximadamente del Spa, en el trayecto venía pensando que carajos es lo que había pasado, lo que había sucedido con Lizzeth, o más bien lo que yo había dejado que pasara, venía mirando el paisaje, los muchachos venían callados, Daniel era el que manejaba, Laura venía atrás recargada en el vidrio, al parecer durmiendo, yo miraba el paisaje mientras recordaba las caricias de los dedos de Lizzeth, yo había tenido orgasmos, pero no asì tan intenso, recuerdo que casi me levanto de la mesa, me dijo que su trabajo estaba hecho, y que me relajara unos minutos antes de ducharme, fue justo cuando abrì los ojos y alguien había movido la cortina, en mi mente pensaba que había la posibilidad que fuera Laura, había dos posibilidades, si no era Laura no había ningún problema, tal vez la chica de limpieza o alguien del personal que yo no había notado.

Pero si era Laura la que había estado ahí, mirando mientras una masajista me tenía como Dios me trajo al mundo y dejando que me metiera mano en mi sexo y aparte llevarme al orgasmo, ese pensamiento me volaba la cabeza!! Todo eso hacía que cambiaran las cosas, nuestra relación jefe-subordinado, una parte era lo que  yo la habìa visto haciendo con mi ropa interior- que por cierto, ese asunto aùn estaba inconcluso, no me había dicho nada-y otra era que ella me viera a mí!!! ¿sera que yo le gustaba? no ni loca, una mujer como ella de su posición, clase, etc, no lo creo, tal vez que ella fuera lesbi, había la posibilidad, pero eso a que yo le gustase, había un abismo de distancia, ella era perfecta de pies a cabeza, no sabía nada de su vida, si era casada (no lo creo), divorciada (tal vez), soltera (apostarìa por eso), pero sobre sus gustos, nada, pero lo de hoy habìa sido increíble, y mi cabeza no dejaba de dar vueltas, pensaba en contárselo a alguien, pero no tenía ese confidente, con tal nivel de confianza, y realmente quería sacarlo, mi compañera de cuarto, no, me llamaría loca, y yo ni loca le contaría a valeria, era delicado, esa noche, me costó dormir más de lo normal. ¿le gustaba a laura? pero lo que mas me hacia ruido en mi cabeza, era: a mi, ¿me gustaba laura???

Regresando a trabajo con el aire acondicionado funcionando al cien, me dedique hacer mi trabajo, lo que me pedìa Laura, me gustaba mi trabajo, mis nuevas funciones, realmente me exigìa, y como decìa Daniel, teniamos hora de entrada, pero no de salida, mi relaciòn con Laura habìa mejorado, no era tan seria, sonreìa un poco màs conmigo, cuando entraba a su oficina o cuando ella entraba a la mìa, un dìa me sorprendió con un regalo.

Pasaron un par de semanas y no pasó nada fuera de lo común, pero una mañana entre a mi oficina, saludé a mis plantas, mi helecho y mi suculenta, encendí el ordenador, le agarre una orejita a mi pikachu de peluche, deje mi mochila en mi sillón (nunca uso bolsa de mano), recorrí la cortina un poco, pero había algo diferente, en la pared había un cuadro, una pintura, la reconocí inmediatamente, Laura tenía uno similar, ella tenía la noche estrellada de Vincent Van Gogh, y en mi muro blanco colgaba "noche sobre el ródano", era una pintura hermosa, las luces amarillas de las casas del pueblo eran reflejadas onduladamente en el lago azul, ese azul que solo Van Gogh podía pintar, para empezar no sabía quién lo había puesto, ni cuando, era un jueves, lo debieron haber colocado el miercoles despues que hube cerrado, y en seguida pensé en Laura, pero después deseche la idea, no sabía si esos cuadros los mandaba a poner la empresa para mejor presentación o los  ocupantes compraban y adornaban a su gusto, lo mire unos 15 minutos, realmente era precioso, me gustaba el arte de Van Gogh, incluso había leído su biografía, la historia detrás de sus cuadros, en que momento los había pintado, las cartas a su hermano Teo, si la compañía los compraba, alguien si que tenia buen gusto, pero, no quise meterle mas ruido a mi atormentada cabeza, empecé a reproducir pop 80's en inglés, estaba muy de buenas.

Yo seguía saliendo a comer con mi amiga Valeria, pero llegó un whats de Laura a las 11:00 en punto, "TE ESPERO PARA COMER, RESERVÉ UN LUGAR EN EL RESTAURANTE DONDE COMIMOS LA VEZ ANTERIOR, TE ESPERO AFUERA EN EL ESTACIONAMIENTO A LAS 13:30".

RESPUESTA: Si Lic, gracias la veo a esa hora.

 
Esa mujer hermosa y todo, pero parecía robot, y tenía que estar a las 13:30, cancelé con Valeria, me fui a arreglar al baño antes de bajar, me retocaba un poco y estaba un poco nerviosa, como si saliera a una cita por primera vez, era extraño porque ya llevábamos casi un mes teniendo contacto diario, tanto en persona como por mails y what's, claro todo en relación a trabajo.

Baje 5 min antes, sentía mariposas en el estómago, después de ver un poco los demás vehículos y reconociendo algunos de sus propietarios, otros nuevos, mire mi reloj de mano, y sonó una alarma de auto eran exactamente las 13:30, escuche un taconeo y en segundos ella se acercaba, ¿así era de puntual para todo? nos encaminamos a su Mercedez guinda, me quede callada no sabía que decir.

-¿estas lista?- me dijo

-sí, gracias por la invitación, Lic.-contesté

-Abigail, llamame Laura solamente ¿vale?, ya no estamos en el trabajo, no necesitamos ser tan formales, no tienes hambre, yo sí y mucha, por cierto, ya no me hables de usted, a Angelica tu ex jefa, no le hablabas así ¿verdad?

En eso tenía razón, a Angelica, esa rubia sensual, le hablaba de tú y le tenia mucho cariño, pero porque ella era un amor de persona, y Laura hasta hace un mes, era el mismo demonio y yo la princesa del castillo.

-claro, Laura, tardaré un poco en acostumbrarme.

-lo harás, eres genial adaptandote, te digo algo, me tienes sorprendida, tu eficiencia y creatividad hace que como área todo fluya rápido y sin errores, que nos costarían tiempo- me volteó a ver y me dedico una pequeña sonrisa, últimamente la veía más alegre, o era imaginación mía.

-gracias, con respecto, a la lista de insumos y costos, estoy por terminar, para mandarselo por correo y-me interrumpió

-quedamos que me hablarías de tú, y bueno, es hora de comer, no hablemos del trabajo, ya sabía que vas avanzada en ese asunto, ayer ví que te quedaste más tiempo

-perdón, es que con Angelica perdon, con ella fue diferente desde el principio-me dí cuenta que haberla comparado con Angelica, había sido un error, estaba por disculparme de nuevo, cuando me volvió a interrumpir

-lo imagino, no te preocupes, tenemos formas distintas de dirigir nuestros departamentos y claro diferente carácter- en lo del carácter no se equivocaba, todo mundo le temía, incluída yo.

Llegamos al restaurante, dio su nombre y la llevaron a una mesa que ya tenían reservada, por el horario, el lugar estaba casi lleno, noté como los hombres miraban a Laura, hoy no usaba medias como de costumbre, falda corta color azul y camisa blanca, sus largas y esculturales piernas se veían perfectas al caminar, me sentí algo celosa, alguno que otro me miraba a mí, pero era ella la que demandaba la mayoría de miradas. 

Nos sentamos, yo iba a pedir lo mismo de siempre, ella me sugirió otro platillo, así lo hice y el tiempo voló, la comida sabía rica, pero estar con ella, opinar sobre la comida, el clima, el tráfico, aunque fueran temas triviales, me agradaba estar con ella, de vez en cuando me perdía mirando su escote, ese par de senos, los imaginaba tocandolos, amasandolos, jalando sus pezones como Lizzeth lo había hecho con el mío, y como dije el tiempo pasó deprisa, salimos del restaurante, regresamos al trabajo, subimos al ascensor mi cerebro se ponía en marcha para seguir con mis actividades y antes de salir del ascensor y yo dirigirme a mi oficina y ella al baño, me preguntó.

-Noche en el ródano, ¿te gusto? espero que sí, olvidé decirte que encargue ese cuadro para tí...

¿queeeee???

continuará....







Sin bragas en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora