4 Nueva oficina

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Al llegar a mi casa más tarde llegué y me acosté en el sofá, Alejandra mi compañera y amiga aún no llegaba para contarle lo de mi ascenso -omitiendo la parte mi ropa interior- para descargar todo mi estrés y las emociones que había vivido durante el día, entre a ducharme y me hice tremenda paja como en otras ocasiones pero ésta vez, hubo una diferencia, en mis pensamientos aparecía mi nueva Jefa: Laura, esta situación de mis bragas en posesión de ella me daba algo de morbo mezclado con miedo e intriga, me puso caliente y termine como hacía tiempo no me pasaba, pero ¿Por qué fantasear con Laura?

Cene y me acosté, olvidé lo de las series con Alejandra, quise dormir temprano porque al otro día iría a ver lo de mi cambio de oficina, aún no creía todo lo que había pasado, o podía ser algo muy bueno o algo muy malo, me embargó el sueño lentamente y en mi sueño aparecía Laura, sus pies, sus piernas, sus senos, su cabello, sus labios, esos labios color carmín, suaves y también húmedos, se acercaban a los míos, podía sentir su respirar y la alarma me despertó, fue un sueño extraño, me gustan los hombres, o ¿aún me gustaban los hombres? Dejé la respuesta para después, comencé a arreglarme, tenía que estar a las 8 en la empresa, los sábados eran pocos los que se presentaban a laborar, y no era necesario ir tan formal como entre semana, así que me puse unos jeans azules algo deslavados y una blusa lila, a fin de cuentas, iba a cargar mis cosas.

Llegue a la empresa, el guardia en turno me reconoció y me dejó pasar, no estaba la chica de recepción, solo una chica de limpieza: Rosa, le pregunté por la chica encargada del piso 4, me dijo que se encontraba arriba y era Brenda, me agradó la idea que fuera Brenda, me llevaba bien con ella, fue de las primeras personas con las que platiqué cuando recién había entrado, le preguntaba donde se encontraban las áreas y los nombres de los jefes, incluso por los baños, al doblar por el pasillo veo que el elevador estaba por cerrar, corrí y entré y lo primero que veo son un par de sandalias, unos bellos pies claros, seguidos de unas pantorrillas muy sexys, y un vestido amarillo, cubriendo unas piernas bien torneadas y me salto de la mitad del cuerpo al rostro, es LAURA!.

-Licenciada Laura, bu buenos días- tartamudee, me sonroje y esquive un poco la mirada, mi ropa interior fue lo primero que pensé.

-Hola Abigail, no creí que vinieras tan temprano- su mirada se concentró en los botones del elevador, no sin antes mirarme de arriba abajo.

-Entre más temprano termine, tendré tiempo para hacer algunas compras y eso, la sorpresa es mía, no pensaba encontrarla aquí-

-Suelo venir casi todos los sábados, el trabajo lo exige, pero ya te veré también a ti los sábados- dijo eso mientras regresaba su mirada haca mí, me ponía nerviosa estar cerca de ella, no podía imaginar cómo sería el trabajar junto a ella todos los días.

-supongo que sí, pondré todo de mí-dije eso sonando más dudosa que con seguridad.

-yo sé que sí, o morirás en el intento- hizo una mueca tratando de hacer una sonrisa-en eso llegamos a nuestro piso.

-bueno, pues voy a acomodar mis cosas, si tiene algo en lo que pueda ir avanzando para el lunes, solo dígame-

-buena actitud tuya, pero no, relájate hoy y mañana, seré tu jefa a partir del lunes, buen día Abigail- salió y se fue con dirección a su oficina.

Siempre la veía vestida con trajes o vestidos muy formales, pero el vestido amarillo era de manta, y en ¿sandalias planas? nunca me imagine verla así, solo le faltaba un sombrero y le combinaría bien, más bien ¿Qué no le combinaría a ella? Respiré profundo, no mencionó nada sobre el paradero de mis bragas, eso me daba algo de preocupación, me dispuse a buscar a Brenda doblando al siguiente pasillo la vi quitándole hojas secas a una planta, supongo que era parte de sus actividades.

Sin bragas en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora