𝐈𝐈𝐈.

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NO IRÍAN CAMINANDO, o almenos eso les dijo el señor Weasley. Hermione, Ginny y Bella caminaban juntas mientras la última se detenía a recoger flores que le parecían lindas en el camino.

—¿Para qué es eso, Bella?.— Hermione le quiso hacer esa pregunta desde hace mucho tiempo.

—Es para su diario.— contesto Ginny.

—No es un diario Ginevra.— Bella rodó los ojos.— Me gusta guardar los buenos recuerdos, así que siempre que veo algo lindo o algo que me recuerde un momento en específico trato de guardarlo.— Hermione no sabía que Bella hacia eso, sabía que la chica tenía un pequeño baúl con cartas que se enviaba con sus amigos y amigas, pero no imagino eso.

—Eso es genial, debería comenzar a hacerlo también.— durante el resto de viaje Hermione y Bella recogieron flores que les gustaban, incluso la mayor encontró una pequeña piedra en forma de corazón y la metió en el bolsillo de su chaqueta.

—¡Aquí, Arthur! Aquí, hijo, ya lo tenemos. 

Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo estrellado dos siluetas altas llamando la atención de todos. 

—¡Amos! —dijo sonriendo el señor Weasley mientras se dirigía a zancadas hacia el hombre que había gritado. Los demás lo siguieron. 

El señor Weasley le dio la mano a un mago que sostenía una bota vieja y enmohecida. Ron, Bella y Hermione hicieron una cara de disgusto al ver la bota, a decir verdad parecía como si la hubieran sacado de algún lago y llevará mucho tiempo allí adentro.

—Éste es Amos Diggory —anunció el señor Weasley—. Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocen a su hijo Cedric. 

Cedric Diggory a quien Bella pudo reconocer, era un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts.  

—Hola —saludó Cedric, mirándolos a todos.

Hermione, Bella y Ginny se sonrojaron al escucharlo. Ron, Fred, George y Harry lo notaron. Al parecer no estaban tan felices con la idea de que las chicas gustaran de el. 

Aun así, todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron a hacer un gesto de cabeza. Aún no habían perdonado que Hufflepuff venciera alequipo de Gryffindor en el partido de quidditch del año anterior. 

—¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? —preguntó el padre de Cedric.

—No demasiado —respondió el señor Weasley—. Vivimos justo al otro lado de ese pueblo. ¿Y ustedes? 

—Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced? ¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones... que es lo que nos han costado las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a otros...  

Las chicas dejaron de prestar atención para seguir buscando flores. Bella encontró flores pequeñas color lila y las tomo casi todas.

—Queda un minuto. Será mejor que nos preparemos.— El señor Weasley llamo a las chicas para que se acercaran. luego, miró a Harry y a Hermione. 

—No tienen que hacer más que tocar el traslador. Nada más: con poner un dedo será suficiente. 

Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevaban, los nueve se reunieron alrededor a la bota vieja que agarraba Amos Diggory, el padre de Cedric. 

𝗮𝗻𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿 𝘄𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆, draco malfoy + harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora