CAPÍTULO 3

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Scott Breston podía ser muy paciente, pero odiaba que la gente siempre se le quedará viendo por como vestía y los piercings en su rostro.

También tenía varios tatuajes visibles, pero el pensaba que ya estaban en el siglo XXI.

La gente tenía que madurar y dejar de asustarse solo por ver a alguien con estilo y gustos diferentes.

Más de una vez se sintió tentado de mostrarle su dedo a medio a todas las ancianas chismosas, pero no quería acabar en la estación de policía por molestar a las abuelas.

Sería una anécdota graciosa para sus compañeros en la estación que llamarán a su capitán para avisarle que su mejor detective estaba preso en un pequeño pueblo por asustar ancianas con sus outfits extravagantes y su grosera actitud.

Tendría que conformarse con esperar a su lindo mejor amigo y que esté le gritará obscenidades a esas pobres señoras.

Pensándolo bien tendría que vigilar a su colmilludo favorito o realmente ambos acabarían tras las rejas y su jefe les daría una patada en el culo de aquí hasta Canadá por joder sus vacaciones y dejar al departamento de policía de Seattle como imbéciles en este lindo y pequeño pueblo.

No negaría que era una idea tentadora decirle a todos los puritanos y prejuiciosos imbéciles que se metan sus opiniones por el culo, pero le gustaba mucho su trabajo y no quería convertirse en el cliché del policía preso por mala conducta.

También estaba el hecho de que había visto a algunos chicos muy lindos, pero todos parecían nativos de la reserva y no quería correr el riesgo de preocuparse porque saliera algún anciano con escopeta para amenazarlo por sonreírle a su nieto.

Hasta el momento lo más entretenido fue ir hasta Port-Angels y descubrir un centro comercial con increíble ropa y accesorios punks, aunque también consiguió nuevas piezas para cambiar las que tenía y que sus piercings resaltarán aún más.

También compró algunos regalos para Finch y el resto de los chicos de la estación que seguro estarán encantados con los licores de edición especial que encontró en el pequeño bar del pueblo.

Estaba mortalmente aburrido en su habitación de hotel y aún no entendía porque su jodido gato estaba tan inquieto con la idea de ir al bosque, pero su lado humano también estaba aburrido y una caminata por el bosque le haría bien.

Se levantó más animado de la cómoda cama donde había estado tirado como un bulto durante 20 minutos y se dió una relajante ducha con agua helada para quitarse toda la pereza que parecía haberse acumulado en su cuerpo.

Salió de la ducha y se vistió rápidamente con unos sencillos jeans negros rasgados y una camiseta negra gris que hacía resaltar sus ojos.

Se colocó sus botas de montaña y completó el conjunto con su chaqueta de jean y su mochila con su equipo de escalada y algunas barritas energéticas.

Salí de la habitación y saludé al hombre que estaba en la recepción del hotel con una sonrisa.

Scott: Buenos días señor Fuller.

Sr. Fuller: Buenos días joven.

Scott: ¿Cómo se encuentra el día de hoy?.

Sr. Fuller: He tenido un buen día, pero mi muchacho parece que cada día se pone más difícil.

Scott: Recuerde que los adolescentes son complicados y debe tenerle un poco de paciencia al chico.

Sr. Fuller: Le he tenido muchísima paciencia, pero cada día se pone más errático y agresivo.

SIEMPRE FUISTE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora