8. Acepto

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#10DiasParaEnamorarte) Había planeado todo en complicidad con mis hijas. Esta noche no podía haber errores, todo tenía que salir tal y como lo habíamos organizado.

A las ocho en punto de la noche llevé a Serena a cenar a ese restaurante en el que habíamos pasado tantas cosas buenas y malas. Para esta ocasión, reservé la terraza del lugar ubicada en el tercer nivel, desde la cual se lograban apreciar a la perfección todas las luces de la ciudad y el aire fresco de la iniciada velada mecía el cabello de mi esposa.

Ambos ordenamos nuestro platillo favorito y la pasamos de lo mejor hasta que cerca de una hora después de haber llegado al lugar, apareció, para hacernos compañía, el grupo musical que tocaba música en el lugar para interpretar la melodía con la que identificábamos nuestro amor.

—¿Me concede esta pieza, señora Chiba?— le pregunté al mismo tiempo que extendía mi mano en espera de la suya.

—¡Claro que sí, señor Chiba!— me respondió Serena y con delicadeza la guié hasta un espacio apartado de la mesa y comenzamos una torpe y penosa pero romántica danza.

Al terminar la pieza, la atraje hacia mí y la besé con bastante ternura. En ese instante, detrás de nosotros, vinieron unos aplausos de las cuatro personas más importantes de nuestra vida.

Nuestra hija Rei, había conocido a Nicolas tan solo un mes después del incidente de Serena. Ambos habían iniciado una relación, y después de dos años por fin habían decidido casarse y darnos a nuestra primera nieta. Por si parte, Hotaru seguía soltera, aunque se encontraba saliendo con un chico, nada formal aún.

¿Quién diría que a tan solo cinco años de casi perder a mi amada esposa, mi vida sería tan plena? Afortunadamente la seguía teniendo a ella a mi lado, y mi pequeña familia comenzaba a crecer satisfactoriamente.

—¿Qué hacen todos aquí?— preguntó Serena un poco confundida ante la presencia de todos.

—Señora Chiba— le hablé a mi esposa para atraer su atención. Por fortuna, cuando ella miraba a nuestra familia, pude ponerme de rodillas ante ella para lo que venía. —Sé perfectamente que ya no somos unos chiquillos, pero quiero que sepas que mi amor por ti sigue siendo como el del adolescente que te conoció. Hoy, justo un mes antes de nuestro vigésimo quinto aniversario, estoy aquí, ante ti, para pedirte que renovemos nuestros votos— en ese momento, tomé de mi chaqueta una cajitas con un precioso anillo, la abrí y le permito verlo antes de continuar. —Serena, te amo, y, a pesar de los años, mi sentimiento no ha cambiado en nada. ¿Te casarías conmigo de nuevo? ¿Aceptarías seguir compartiendo tu vida conmigo?— fue lo último que dije antes de que mi sensible esposa comenzará a llorar.

—Sabes perfectamente que si, ACEPTO, es mi deseo seguir a tu lado por todo el tiempo que nos quede de vida.

Debo reconocer que la escena fue bastante emotiva,y es que nuestra familia comenzó a aplaudir en medio de lágrimas que se contagiaron también al conjunto musical.

Del amargo trago que Michiru y su cómplice nos habían hecho pasar no quedaba nada más que el recuerdo. Era una fortuna saber que Serena, mi familia y yo, estábamos seguros, pues esas dos criminales no volverían a pisar la calle.

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A pesar de los años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora