Esta es una historia creada para cumplir un reto que me propusieron. La dinámica es crear un capítulo corto durante 10 días utilizando una palabra clave que se me da.
En esta historia veremos a Serena y a Darien maduros y diversas situaciones que le...
Estuve cerca de tres horas fuera del quirófano donde mi esposa era sometida a una cirugía. Confieso que fue el momento más eterno y frustrante de toda mi vida hasta que finalmente el médico a cargo salió para decirme que el procedimiento donde se le retiraban las balas a Serena, había sido todo un éxito, ahora la recuperación dependía solo de ella.
Una hora más me quedé en la sala de espera mientras Serena era llevada a su habitación y por fin pude verla. Ella se encontraba sedada y se veía tan vulnerable en ese estado.
—Serena, mi amor, no puedes irte, por favor, quédate a mi lado, no me dejes— le supliqué que se recuperara al mismo tiempo que sujetaba una de sus manos.
Sabía a la perfección que ella no podía oírme, y por más que yo estuviera ahí, nada podía hacer más que esperar, así que decidí atender a las autoridades que solicitaban mi presencia en el exterior de la habitación.
Lo primero que hicieron en cuanto aparecí fue preguntar mis datos personales así como los acontecimientos ocurridos. Sin omitir nada relaté la manera en que Michiru había llegado para actuar en contra de Serena. Ellos me aseguraron que harían hasta lo imposible para dar con su paradero y hacerla pagar por sus acciones.
Con todo lujo de detalles les conté a los oficiales los rasgos físicos de Michiru y con ello procedieron a hacer un retrato hablado que, de inmediato, fue difundido en diversos medios de comunicación ofreciendo recompensa.
Unas horas más tarde, nuestras mellizas Rei y Hotaru aparecieron en la clínica. Ambas tenían diecinueve años y vivían en las afueras de la ciudad, haciendo sus vidas. Ellas eran nuestro más grande orgullo pues estudiaban cada una su carrera y al mismo tiempo se empleaban de medio tiempo para salir adelante. Desde luego, Serena y yo las apoyábamos en lo que podíamos, pero ellas eran tan independientes que nos solicitaban lo menos posible.
—Tranquilo, papá. Ya verás que mamá sale de esto. Ella es fuerte. Confía en el poder del amor que se tienen— me habló Rei dándome palabras de aliento.
—Si, papá. Pronto todo será un mal recuerdo y esa bruja pagará por lo que le hizo a mamá. Ya lo verás— el optimismo de mi pequeña Hotaru también me ayudó a sentirme un poco más tranquilo.
La verdad es que era una fortuna tenerlas aquí, conmigo en este momento, pues de haberme encontrado sólo no hubiera sabido controlar mi angustia. Ahora lo único que pedía era que Serena luchara, que dentro de su sueño inducido recordara la MAGIA que nos había unido, esa Magia que nos hizo procrear dos niñas hermosas, la misma MAGIA con la que, a pesar de los años, seguíamos siendo un matrimonio feliz, sólido y estable. Pero también deseaba que esa MAGIA, fuera la que le diera los ánimos de luchar y seguir con vida, a mi lado, durante muchos años más.
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