Ángeles y tulipanes ┊ One shots ┊

Tócame, te lo ruego [2/2]

[Para tener el contexto completo se recomienda leer la primera parte de este relato: Tócame, te lo pido]

⚠️: Contenido sensible, leer bajo tu responsabilidad

Aunque Rebecca tenía una bala saliendo de su brazo en ese momento no podía pensar en nadie más que no fuera Freen. La casa de Freen era gigante y a simple vista se podía decir que esa propiedad denotaba el poder e influencia de las Chankimha en el mundo del crimen, por lo poco que había logrado ver la casa estaba ubicada en un lugar apartado y rodeada de altos muros y sistemas de seguridad, la mansión ostentaba un aire de intriga y misterio desde el momento en que uno se acercaba a ella.

Ya adentro, fue trasladada a una sala donde un doctor comenzó a hacerle preguntas: -Estoy bien, solo saque eso de mi brazo- el doctor se dio cuenta que la menor estaba desorientada y sintiendo demasiado dolor

Una enfermera entró corriendo por material estéril: -Necesito sacar tres balas pero la del abdomen es mi prioridad ¿Tengo permiso para extraer?

El doctor pensó un momento: -Quédate con la señorita, yo iré a sacarla- la enfermera entregó rápidamente el Instrumental y el doctor intentó darle a Rebecca una mirada reconfortante

-Solo sálvela, doctor- Becky pudo articular de alguna manera esa frase, sabía que estaban hablando de Freen

La enfermera que se quedó con Rebecca se sentó cerca para hacer el trabajo que le tocaba, tomó el instrumental estéril y observó a Becky como una desconocida que no encajaba allí, aunque sinceramente ninguna de las chicas era adecuada para la señorita Sarocha, eso era lo que todos pensaban.

La enfermera aplicó presión para sacarle a la chica el proyectil que tenía en el brazo: -Argh, joder

-Lamento no tener anestesia para ti pero en esta casa los procedimientos se hacen con lo que tenemos- la chica asintió

Los restos de bala cayeron en la bandeja que había puesto a su disposición; de pronto Becky sintió ganas de vomitar, cerrar los ojos y no despertar jamás. Seguía en shock por lo que acababa de pasar, por todo lo que arriesgó para salir de esa mierda

¿Por qué había confiado ciegamente en Freen? La enfermera se marchó sin decir algo más y Becky se quedó con sus pensamientos que le gritaban que debía ir a ver a Freen. La chica bajó de un brinco y se dio cuenta que su brazo estaba inmovilizado y adolorido, aún así eso no le impidió salir de aquella habitación topándose por primera vez con la majestuosidad de aquella casa

El salón principal era un impresionante espacio de doble altura, con paredes revestidas de madera oscura y grandes ventanales que permitían la entrada de luz natural. Un imponente candelabro de cristal colgaba del techo, iluminando la sala con su resplandor.

Los sofisticados muebles tapizados en seda y terciopelo complementan la opulencia del ambiente y entonces escuchó unos tacones que interrumpieron el deleite de la chica. Una mujer que iba vestida con ropa cara y usaba lentes oscuros para ocultar que ha estado llorando apareció caminando desde la entrada.

Traía a dos guardias a su lado y a un par de chicas detrás: -Quiero ver a mi hija- grita haciendo que un mayordomo se acerque a ella, le quite el abrigo, la bolsa y le señala en dónde se encuentra Freen

Becky se dio cuenta de que aquella mujer era la versión mayor de la chica que la había salvado y se queda muy quieta cuando observa que se detiene frente a ella: -¿Hola?

A Becky le enseñaron que con los invitados destacados debería hacer una reverencia así que eso hizo a pesar del dolor en su brazo: -Buenas noches señora Chankimha

La madre de Freen suspiró y sonrió: -Tú debes ser Rebecca- la menor asintió- María, Nida, lleven a la señorita Rebecca a su habitación ya mañana dispondré de ella pero por ahora debe descansar