Capítulo 9

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Los siguientes segundos fueron los más raros. El chico se quedó inmovil, los brazos y las piernas se calmaron y la rigidez de su torso desapareció, tenía una absoluta relajación muscular. Thomas al tocar la bola de metal notó que el chico ya no se movía y que la esfera se notaba mojada, como si rezumara algún líquido por donde debería haber estado el cuello. El castaño tenía claro que era sangre, el tacto era característico, era un líquido algo denso que emanaba un fuerte olor a cobre.

Thomas notó cómo la bola resbaló por sus dedos y salió rodando, emitiendo un sonido chirriante y metálico mientras que rodaba por el suelo y finalmente chocaba contra la pared más cercana deteniéndose. El chico que tenía debajo seguía sin moverse ni decir una palabra. Los demás chicos continuaban gritando preguntas en la oscuridad, pero Thomas los ignoró.

El temor inundó a Thomas, tenía claro que aquel pobre chico estaba muerto, había muerto de una manera horrible y por un momento agradeció que todo estuviera a oscuras, no quería ver el aspecto que debía tener el cuerpo sin vida. Le habían cortado la cabeza de algún modo. O... ¿se le había convertido en metal? ¿Qué narices había ocurrido? Thomas le dio vueltas a la cabeza buscando una respuesta a lo ocurrido y tardó unos instantes en darse cuenta de que un fluido caliente brotaba de la mano que había presionado contra el suelo cuando se escapó de sus manos. Se asustó.

Se apartó rápidamente del cuerpo chocando con los pies de los que se encontraban detrás de él, se limpió las manos en los pantalones y gritó, no era capaz de decir nada, solo emitía sonidos sin sentido.
Minho preocupado buscó con las manos a Thomas a ciegas hasta toparse con un cuerpo tembloroso que se encontraba a la altura de las rodillas. Palpó el cuerpo hasta encontrar los brazos y tirar de ellos para levantar al chico y ponerlo justo frente a él.

-¡Thomas!- sus manos recorrieron el torso del chico hasta encontrar sus hombros y hacer un firme agarre en ellos-¡Thomas! ¿Qué ha pasado?-

La respiración de Thomas era acelerada y sus manos temblaban. Intentaba calmarse, pero solo notaba cómo su estómago se revolvía y sus músculos se tensaban.

-No... no sé. ¿Q-quién era? ¿Q-quién estaba ahí abajo gritando?- Tenía miedo de que fuese algún cercano el que acababa de morir en sus manos.

-Creo que era Frankie- Winston contestó con voz temblorosa. Thomas se sentía culpable por agradecer que no fuese uno de sus amigos, pero se trataba de eso, sobrevivir y agradecer por no morir- E-estaba justo a mi lado, haciendo bromas, y luego... fue como si algo tirase de él. Sí, era él. Estoy absolútamente seguro.-

-¿Qué ha pasado?- Minho insistió

Thomas se percató de que aún la sangre goteaba de sus manos temblorosas e instistió en limpiarlas de nuevo en sus pantalones.

-Mira- Thomas respiró hondo. Hablar con la voz temblorosa y a oscuras le parecía exasperante, necesitaba verle la cara a Minho para hablar. -Le oí gritar y corrí hasta aquí para ayudarle. Salté sobre él, traté de inmovilizarlo agarrando sus brazos y piernas e intentando averiguar lo que le sucedía. Entonces con las manos palpé para buscar su cabeza e intentar agarrarle por las mejillas, sé que puede ser estúpido pero eso intenté, pero... lo único que noté fue...- Thomas no podía decirlo. Le parecía absurdo, de verdad que no podía ser real.

-¿Qué foder?- Minho gritó ya exaltado.

Thomas rezongó y empezó a hacer movimientos extraños con las manos para intentar explicarse- Su cabeza no era su cabeza. Era como una... pues no sé... una gran... bola de metal. No lo sé, macho, pero eso fue lo que noté. Como si su fuca cabeza hubiera sido absorbida por... por... ¡por una bola de metal!-

-¿De qué foño estás hablando foder?- Minho sacudió levemente a Thomas

Thomas no sabía cómo explicarlo para que le creyeran, no había manera de que no fuera surrealista. Sería muy dificil convencer a los demás, o incluso a sí mismo. -¿No la oíste rodar por el suelo y chocar contra la pared justo cuando Frankie dejó de gritar?-

El corredor del laberinto// Las pruebas // Quiero entenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora