•Capitulo 6•

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Astrid Dachs.

Estaba besando al vecino.

No sé porqué, pero solo quería besarlo y pues ver si así podía sacarlo de mi mente. No dejaba de pensar en él desde el primer día de haberlo visto.

Pensé que besarlo me haría salir de esta confusión y poder aclarar que es lo que me pasa con aquel chico.

Nuestros labios se unieron con una sincronía perfecta, el me devolvió el beso con las mismas ganas que yo. ¿Estaba deseando aquel beso?.

¡Espera!

¡Estoy besando al vecino!

¡Que mierda estoy pensando!

No estás pensando, solo sigues a tu corazón.

No ahora consciencia.

Solté mi mano de su cabello y lo aparte bruscamente de mi.

¿Dolio?.

Miento si digo que no.

De pronto sentí frío.

Sus cabello estaba desordenado y sus ojos verdes brillaban bajo la luz de la luna.

Que atractivo es.

—No, no está bien esto—dije firmemente—Yo te odio y eso nunca va a cambiar.

Él miro al piso y paso una mano por su cara, haciendo notar lo frustrado que estaba. Me tomó por la barquilla obligando me a verlo a los ojos. Se acercó a mí oido dejando besos húmedos por el camino, haciendo que mi cuerpo se estremezca y después susurro.

—Sigue creyendo que me odias—sijo a mi oído—Tal vez un día tu cuerpo también lo crea.

Y dicho eso, se dio la vuelta y se fue.

Lo vi marcharse, hasta entrar en su casa.

¡Estúpido! ¡Estúpido vecino!

Entre a mi casa y subi las escaleras casi corriendo. Me acosté en mi cama con intensión de dormir y no levantarme por un tiempo.

¡Acabo de besar al vecino!

Y te ha gustado.

Claro que no.

No puedes mentirle a tu conciencia.

Solo, no besa tan mal.

Aja.

"Tal vez un día tu cuerpo también lo crea..."

Las palabras de kayden, no dejaron mi mente en todo lo que quedó de la noche. Estúpido chico y su estúpida manera de hacerme sentir diferente.

Me acomodé mejor en mi cama y después de un rato pude quedarme dormida.

******

—¡ASTRID!—la voz de Beth me despertó.

—¡JODER QUE PASO!.

Beth estaba muy linda, llevaba puesto un vestido rojo corto. Que le quedaba super increíble a su figura y su cabello rizado estaba amarrado con un moño alto.

Se ve increíble.

—¿Que crees que estás haciendo?—beth me miraba con cara de pocos amigos.

¿Ahora que hice?

—Creo, ¿Que dormir?—dije pasando mis manos por mi cara.

Mi Vecina Me OdiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora