Un club de solteros.

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—Vaya —Luke levanta las cejas—. ¿Ahora tienes guardaespaldas, Karlie? —pregunta cuando abre la puerta y los demás van entrando.

Niego sonriendo. —Son los del club de música, y él es mi profesor. —señalo.

Mamá me hace una seña para que me acerque mientras los demás juntan dos mesas. —Karlie, ¿Qué hacen tantos hombres contigo?

No lo dice como una acusación, es una pregunta real.

Me río. —Eso suena mal, mamá —ella rueda los ojos pues no se refería a eso—. Bueno estoy en un club y nada, te traje clientes para que no digas que no me interesa el negocio familiar.

Trevor, el hermano menor de los Brien, sale de la cocina. Cuando él viene por aquí le gusta ayudar a papá, creo que tiene interés en cocinar y esas cosas. —Ey, Karlie —saluda sonriendo—. Vaya, sí que eres popular, esto es raro.

—Muy gracioso —me recuesto en el mostrador—. Solo denles hamburguesas y ya, los hombres son felices con esas cosas.

Trevor sonríe. —A mí no me gustan mucho las hamburguesas, prefiero el pollo frito.

—Tú no eres un hombre, Trevor, eres un niño pequeño —lo molesto.

Trevor mira mi mamá — ¿Voy por las ordenes?

Mamá le acaricia el cabello, rubio también como sus hermanos. —Gracias Trevor, eres tan educado.

Sin duda Trevor es opuesto a sus hermanos. No digo que Brad y mi hermoso Adam sean maleducados pero Trevor es ese estereotipo de chico bueno. Es amable, le encanta leer libros clásicos, hace muchas preguntas y siempre tiene una sonrisa en el rostro.

Él sale de ahí y se acerca con todos, cuando me doy la vuelta y veo esa mesa larga con todos esos chicos siento un poco de falta de confianza, como si lo mejor sería no sentarme con ellos. Tal vez no debería, de todas formas no somos amigos y no creo que importe si no lo hago.

Pero Erick y Mason me buscan con la mirada y me hacen señas para que me acerque. Me dejaron un lugar vacío entre ellos, lo cual agradezco pues así no me toca al lado de alguien que no conozco, o peor, al lado de Arthur.

Trevor le preguntó a todos que querían y él no tuvo que esforzarse mucho por recordarlo porque la mayoría quería, como lo predije, hamburguesas. Yo solamente mis papas fritas.

Los chicos le siguen haciendo preguntas al profesor y él responde alegremente. Yo no hago nada más que escuchar e intentar no hacer contacto visual con ninguno de ellos.

Luke se acerca y comienza a dejar la comida para todos. Se mueve dónde estoy y deja mi plato frente a mí —Y para quien nunca paga por su comida.

Lo veo y sonrío. —Oye, yo convencí que te aumentaran tu salario.

—Y por eso me caes bien, Karlie —responde y se aleja.

—Oye Karlie —habla Henry, quien está al otro lado—. ¿Nunca pagas por tu comida?

Me encojo de hombros. —Pues, ¿Para qué? Mis padres me dan dinero y si pago es como si les devolviera el dinero.

Chase, frente a mí, señala la hamburguesa. —Está muy buena, ¿ósea que puedes comer esto cuando quieras?

—No cuando quiera —digo—. Mis padres son como los demás y tengo que comer frutas y verduras.

El profesor Rilley asiente, luego pregunta: —Karlie, ¿Ese chico es tu hermano? —señala a Trevor.

Arthur frunce el ceño. — ¿No es hermano del chico deportista? ¿Albert?

—Adam —corrijo—. Eh, no, no somos hermanos pero somos vecinos.

EL CHICO MENOS PROBABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora