Otro cambio

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Lloré por veinte horas. El fin de semana me escapé de mi casa para irme al parque y ahí, lloré en la parte más alejada del público. Unas horas después, fui a un restaurante de comida rápida y llore más. Luego fui a casa de Mel y lloré.

El domingo fui con Rossy a la iglesia y lloré durante las dos horas en la iglesia. No vi a Arthur cerca, eso fue algo bueno pues no quería que nadie me viera llorar.

Luego en casa de Rossy, lloré y luego Melanie llegó y lloré mucho más.

Ellas me consolaban y me recordaban que Adam no merecía mis lágrimas. Yo no podía detenerme, cuando ellas llegaban con comida no probaba nada. Perdí el apetito y muchas cosas más.

Les pedí que escucháramos música triste y lo hicieron, nos recostamos en la cama de Rossy y me dejaron llorar en silencio mientras otra persona cantaba todo lo que no podía decirle a Adam.

Finalmente, cuando regresé, lloré en mi casa ocultándome de toda mi familia.

Pero hoy es lunes y es momento de cambiar las cosas. Puedo seguir llorando por él o puedo hacer que él llore por mí. Creo que es hora de hacer lo segundo.

—Ven aquí —le pido a Hannah y la llevo hasta el baño—. Tienes que hacer algo por mí, tú eres buena para esto.

Entrecierra los ojos. — ¿Qué cosa?

Le entrego las tijeras. —Haz lo tuyo, hermana.

Ella levanta una ceja. — ¿Quieres que te corte el cabello?

Asiento. —Hazlo, por aquí —señalo el largo, un poco más debajo de los hombros—. Solo córtalo recto, como esa cantante que tú escuchas.

Hannah suspira. —Claro, finalmente me dejas practicar contigo —ella me mueve y me pide que endurezca la espala—. Se lo corto a Allie todo el tiempo, también a mí, quedaras bien.

—confío en ti —le digo.

Lo sé. Hannah es buena con esto, ella aprendió en internet y con su propio cabello. Nunca le importó quedar mal, siempre me aseguraba que era solo cabello y crecería, aunque no recuerdo haberla visto alguna vez con un mal corte.

Varios cortes después y mucho cabello cortado, Hannah sonríe — ¡Listo!

Me veo en el espejo y asiento —Es perfecto Hannah.

Es justo lo que estaba buscando, cambiar. Cambiar definitivamente.

Ella sonríe —Sabes que esto es lo que quiero hacer en el futuro —mueve las tijeras—. Cuando quieras otro corte, te cobro.

Ruedo los ojos y ella se va. Me miro en el espejo y sonrío a mi reflejo. No hay ninguna historia de venganza donde no involucre un cambio de apariencia pero esta vez, no es para gustarle. Es para gustarme a mí.

Siempre quise este corte de cabello pero me daba miedo, pensaba que tal vez me vería mal pero ahora no tengo a nadie quien gustarle y solo quedo yo. Y a mí, me gusta cómo me veo.

Hannah dejó la mayoría de los mechones en el basurero pero cayeron algunos en el suelo. Bajo rápidamente al pequeño almacén con todo lo de limpieza y tomo la escoba y la pala para recoger todo.

Subo y lo limpio rápidamente, luego dejo las cosas a un lado, me quito la ropa de dormir y me meto a bañar.

Al salir me seco el cabello, tomo todas las cosas que me regaló Brenda y me coloco frente a mi espejo en la habitación. Primero tomo el delineador negro y dibujo una línea por encima de mis pestañas porque me gusta mucho como se me ven los ojos de esta forma, aplico base y luego, labial con un tono vino oscuro que la primera vez que lo vi pensé que me haría lucir mal pero en realidad, me queda bastante bien.

EL CHICO MENOS PROBABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora