"Because I remember,
I remember everything."
Capítulo seis.
Axel.
Temblaba de los nervios, un paquete bien decorado con papel azul y una cinta rosa descansaba en mis manos. Hacía mucho frío, por lo que llevaba una chaqueta y abajo de ésta un suéter de tela fina acompañado con unos jeans negros y una botas estilo militar negras.
El lugar se encuentra realmente bonito, aunque le falta algo de alegría.
—Axel, ya puedes pasar.
Asentí saliendo de mis pensamientos, quería llevarla a vivir conmigo pero para eso debía asegurarme que ella no se esté lastimando más. Realmente quería que eso sucediera, sería el mejor regalo de navidad que podría tener.
Me adentré a la habitación, está vez se encontraba tejiendo algo mientras miraba el programa de cocina. El plato de hoy era una cena navideña, cómo era de esperarse.
Sonrío en cada paso que doy, se puso un vestido. Mis comisuras temblaron al notar cuál vestido es.
Llevaba ese mismo el día que el abuelo murió.
Ahora le queda más grande, ha bajado de peso notoriamente porque se niega a comer las tres veces del día. En ocasiones, ni siquiera desayuna.
—Margot —la llamo.
Tarda más de lo debido en poner sus ojos en mí, sonrío en cuanto lo hace. Un suspiro sale de sus labios mientras intenta levantarse, dejo el regalo en la mesita de noche para ayudarla.
—¿Eres el nuevo enfermero? ¡Pero si eres tan joven! —evité que eso doliera.
Nunca terminaba de recordarme, era difícil, sí. Pero no como la vez que me confundió con el abuelo, ese día ni siquiera el hecho de ser hombre me ayudó a no llorar como un niño pequeño.
—No, soy un amigo —le digo lentamente—, vengo a verla a usted.
Sus cejas fueron encorvadas hacia abajo gracias a que frunció el ceño, me observa en silencio y confundida.
—Lo siento, cariño, pero yo no te recuerdo.
Tragué en seco.
—Lo sé, abuela —susurro en mis adentros con una sonrisa pequeña—. Pero no te molesta que te acompañe, ¿o si?
Para mí suerte, la abuela siempre fue de querer compañía. Así que no se negó a que la acompañara por lo que queda de esta noche, vimos el programa entre risas y sonrisas. Hasta que en algún momento, mis ojos solo se detuvieron en ella.
Cuando noté que se dormía de a poco, tomé la caja que traje y me impulsé a acercarme con suavidad hasta su lado.
—Margot, te traje algo —expongo.
Relamo mis labios en cuanto esas esferas grises me observan, vuelvo a sonreír y le pongo la caja en manos con cuidado. Sus dedos alargados y arrugados acarician el envoltorio de la caja junto con el lazo.
Inhalo
—Hace mucho años no tenía una caja en mis manos —bromea, provocando que ría.
No era del todo cierto, siempre que venía aquí le traía una caja con hilo y agujas a sabiendas que había decidido tomar de hobbie tejer. Tuve que hablar con una enfermera para que la atienda cada vez que decida tejer algo, no quisiera que suceda algo con ella y las agujas.
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La inspiración de Axel Malik (2)
Roman d'amourLibro II. Axel no era tan difícil. De adolescente creyó siempre que si puede amar a una sola mujer, lo hará por el resto de su vida. ¿Era complicado? Todo artista lo es. Y él es un artista, uno con el corazón roto. Y ese corazón roto era el culpable...