No había pegado un ojo en toda la noche, literalmente. No hubo un momento en el que no haya tenido ganas de arrojarme por un acantilado por ser tan idiota, joder.
A las seis de la mañana no aguanté más y llamé a Seungmin, sabía que se levantaba a esa hora así que supuse que no iba a molestarle mi llamada aunque aún esté con la almohada pegada al rostro. Le conté todo con lujos y detalles y cuando me refiero a todo, hablo de todo en general.
Estuvo todo el momento en silencio hasta que terminé y no sabía si era porque estaba demasiado sumido en lo que yo le contaba o era porque prácticamente seguía roncando detrás del teléfono. No le reproché nada, porque vamos, eran las seis y yo ya estaba molestándolo con mis cosas.
Pero no podía guardarlo ni un momento más y no podía dejar de insultarme al teléfono tampoco, cada dos palabras iba un insulto dedicado a mi mismo. Y lo único que dijo Seungmin cuando finalicé con mi larga historia la cual había estado repasando fue "¿Has intentado llamarlo?"
¡No Seungmin , claro que no! ¡Por supuesto que no! ¿Por qué iba a intentar llamarlo?
Joder, mi celular marca ochenta y siete llamadas que no ha contestado, en mi defensa, esas ochenta y siete llamadas fueron hechas en un plazo de dieciséis horas y he dejado tres mensajes de voz:
"Lix, lo siento, te juro que no era mi intención, soy un maldito idiota. Perdóname, por favor."
"Soy un imbécil y entiendo que no quieras perdonarme, así que, si no quieres hacerlo, no lo hagas, te comprendo, Felix, lo siento."
"No, joder, sé que soy un idiota con todas las letras y en el nivel más alto posible, pero retiro lo dicho anteriormente. Perdóname, por favor, perdóname. Te quiero, Lix. Te quiero tanto."
Todos esos mensajes me decidí a dejarlos entre las tres y seis de la mañana, antes de llamar a Seungmin. A las dos de la tarde jamás habría dejado un mensaje de voz así, pero sí podía hacerlo a las tres de la mañana, así que simplemente lo hice y en el último de ellos podía oírse como se quebraba mi voz, porque sí, estaba llorando como un adolescente al que su novio ha dejado botado en el baile de fin de curso.
Pero no podía evitarlo, era Felix y estaba enojado conmigo por ser un maldito idiota egoísta que no pensó en la persona que era dueña del diario y cómo se sentiría si alguien lo leyera. Y justo esa persona tenía que ser Felix.
Y ni hablemos de los mensajes de texto que le he dejado:
"Lo siento."
"Te quiero."
"Perdóname."
"Soy un imbécil, Felix, un jodido imbécil. Pero este imbécil necesita tu perdón, Lix, por favor."
"Simplemente quiero hablar contigo, contesta mis llamadas."
"¡No quise sonar rudo! Lo siento, pero necesito que hablemos, por favor."
"Parezco un maldito psicópata, perdóname."
"Me refería a que me perdones por parecer un psicópata, pero también por lo otro... te quiero aquí conmigo, Felix."
"Mejor dejaré de hacer esto, espero que podamos hablar, lo siento."
"Te quiero, Lix."
Eso también había sido en un plazo de dieciséis horas, pero de todas formas suena bastante psicópata de mi parte. Y ni hablar de que no me ha contestado ni uno, vale, yo no sé si hubiera contestado tampoco, probablemente tenía el celular apagado o ya lo había tirado contra una pared al oírlo sonar tanto.
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quarterbacks | hyunlix
Storie d'amoreHwang Hyunjin y Lee felix, ambos mariscales de campo de equipos y universidades totalmente rivales. Solo jugaban como un pasatiempo, pero eso era suficiente para que en los torneos de football americano que eran situados en la ciudad de Seúl todos l...