Capítulo 9
Lacy - Olivia Rodrigo
Sage
Aún no me acostumbro a estar escuchando la radio y que, de pronto, empiece a sonar mi canción. Normalmente mi primera reacción es bajar el volumen o cambiar de canal, no me gusta escuchar mi voz.
Y ahora, mi primera reacción también es alargar la mano hacia la radio, hasta que escucho como Oliver empieza a cantar la letra.
Me giro hacia él sin poder esconder la sonrisa que aparece en mi rostro y veo como le da pequeños golpes al volante, siguiendo el ritmo de la música. Durante la primera mitad del tema ni siquiera se da cuenta de que lo estoy mirando, hasta que finalmente parece que nota mis ojos fijos en él porque se gira hacia mí y me sonríe de manera dulce.
—¿Te la sabes? —pregunto sorprendida.
Oliver siempre es de las primeras personas en escuchar mis canciones, y sé que le gustan, pero no sabía que las escuchaba tanto como para aprendérselas.—Claro que me la sé, es buenísima.
Suelto una risa burlona mientras niego con la cabeza.
—¿Qué? —pregunta desconcertado.
—Lo dices porque eres mi novio, le falta mucho a esta canción para ser buenísima.
—Pues a mi me parece que está perfecta así.
—Claro, porque todo lo que haga estará bien desde tu punto de vista —argumento —. Le falta aún más para estar perfecta.
—Siempre vas a encontrarle algún fallo a tus canciones, Sage.
Me encojo de hombros apartando la mirada.
—Así que empieza a creer lo que te dice la gente que te quiere y deja de pensar que te mentimos —añade.
Supongo que tiene razón. Desde que tengo uso de razón soy exigente conmigo misma, demasiado. Cuando tengo la suerte de componer una canción que me gusta, a la que han pasado unos días deja de hacerlo porque le encuentro errores.
Es algo en lo que tengo que trabajar, y suelo hablarlo mucho con mi psicóloga, pero parece que me es imposible.
Unos minutos después llegamos a casa de mi madre. Oliver aparca el coche justo delante y me mira.
—Luego me pasaré —asegura. No puede quedarse ahora porque tiene que ir a trabajar.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo —sonríe y se acerca para juntar nuestros labios.
—Te quiero —murmuro unos segundos después, desabrochándome el cinturón.
—Yo también.
Cierro la puerta y el coche desaparece por la carretera.
Ni siquiera tengo tiempo de empezar a caminar cuando veo a mi madre saliendo de casa. Va vestida con su albornoz favorito, uno que usa siempre cuando sabe que no va a pisar la calle en todo el día, y su pelo está recogido en un moño despeinado.
—¡Sage! —empieza a correr hacia mi como si no me hubiera visto en años.
Río y corro también. Nuestros cuerpos se juntan en un abrazo y cierro los ojos. La echaba de menos.
Mi madre y yo siempre hemos sido muy cercanas, creo que antes de irme a vivir lejos, no habíamos pasado más de una noche separadas en toda mi vida. Los primeros meses fueron muy complicados para ambas, pero nos hemos ido acostumbrando con el tiempo.
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Nuestra canción
RomanceEl éxito de la canción que Ryker y Sage sacan a la luz después de verse obligados a colaborar hace que sus representantes les hagan fingir una relación delante de las cámaras para aumentar las ventas. ¿Será fácil fingir? ¿O acabará siendo más real...