Nia Argent tiene una familia complicada, son cazadores de hombres lobo, ella se enteró del negocio familia mucho antes que su hermana. Ella decidió entrenar con su madre Kate y su tío para ayudarlos, pero la única diferencia es que tenía el lema de...
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Pov Nia
Aquí estamos, en medio de una mudanza rumbo a un pequeño pueblo llamado Beacon Hills. La verdad es que no me apetecía en absoluto tener que cambiar de lugar. Ya había hecho mis amistades y tenía mi vida en San Francisco.
Íbamos en el coche, escuchando a Taylor Swift mientras tarareaba con la cabeza apoyada en la ventana. Llevábamos horas en la carretera y estaba cansada, así que decidí dormir un rato.
De repente, me desperté de golpe al sentir un movimiento brusco del coche que hizo que golpeara mi cabeza contra la ventana. Abrí los ojos lentamente y vi que ya era de noche.
—¿Qué ha pasado? —pregunté, exaltada y confundida.
—Mamá estuvo a punto de atropellar a un joven en la carretera —me informó Allison con la voz agitada.
—¡Pero tía Victoria! —exclamé, mientras me tocaba la cabeza adolorida.
—Fue solo un descuido —se defendió ella.
—Ya llevamos mucho tiempo en la carretera, pero casi llegamos —escuché a mi padre hablar desde adelante.
Tomé la mano de mi prima, que estaba a mi lado y aún temblaba por el susto, y le sonreí con expresión tranquilizadora para calmarla.
Llegamos más o menos a medianoche, estacionamos frente a la casa y al bajar me quedé admirando la gran casa que ahora sería nuestro hogar. Suspiré, cogí mis cosas y entré a la casa. Allison parecía emocionada, pero a mí no me apetecía otra mudanza.
Después de entrar en la casa, observé a mi alrededor con cierta melancolía. Era espaciosa y acogedora, pero aún así, no podía evitar sentirme nostálgica por dejar atrás mi vida en San Francisco.
Al parecer, mi madre había decidido que un cambio me vendría bien, así que me envió a vivir con mi prima. Desde que nací, he estado con Kate; ella me ha enseñado a defenderme, a luchar y, sobre todo, a conocer el legado familiar. Los Argent han sido cazadores de hombres lobo por generaciones, y como era de esperar, mi madre me ha estado entrenando para que yo sea la próxima cazadora de la familia. Siempre he tenido que seguir las órdenes de ella, y nunca me ha preguntado qué es lo que yo quería realmente. Siempre he expresado mi negativa a seguir con esa responsabilidad, sobre todo cuando pienso que no todos los hombres lobo son malos. Pero lo que me han enseñado es a no cuestionar las órdenes, sin importar cuáles sean. Me han entrenado como una guerrera, incluso desde muy joven.
Mientras desempacábamos nuestras pertenencias, traté de animarme pensando en las posibilidades que este cambio nos ofrecía. Quizás encontraría nuevas amistades, descubriría lugares interesantes y, quién sabe, tal vez hasta me sorprendería enamorándome del tranquilo encanto de Beacon Hills.
Después de desempacar algunas de mis cosas en mi nueva habitación, me tomé un momento para respirar profundamente y tratar de asimilar todo lo que estaba sucediendo. Estaba rodeada de cajas y muebles por doquier, pero poco a poco iba tomando forma mi nuevo espacio.
